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Las aerolíneas estadounidenses caen con fuerza tras el atentado frustrado del viernes
Las acciones de las mayores aerolíneas estadounidenses caen con fuerza en los mercados neoyorquinos, tras reforzarse las medidas de seguridad en los aeropuertos y vuelos después del atentado frustrado del pasado viernes contra un avión de Northwest.
Los títulos de Delta, que está en proceso de integrar sus operaciones con Northwest después de adquirir esa aerolínea en 2008, han llegado a caer más de un 5,5%, en tanto que las de AMR, dueña de American Airlines, han marado mínimos con descensos superiores al 6%.
Los inversores no habían tenido ocasión hasta hoy de reaccionar al intento frustrado de atentado en pleno vuelo contra un avión que iba a aterrizar en Detroit y que de nuevo ha provocado la alarma de las autoridades estadounidenses.
La secretaria estadounidense de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, reconoció hoy durante una entrevista televisiva que al nigeriano Umar Farouck Abdulmutallab no se le debería haber permitido subir al avión en el que viajó, con otros 277 pasajeros, con los materiales que portaba y reconoció que "nuestro sistema no funcionó en esta instancia".
El intento de atentado ocurrido el pasado viernes, abortado por algunos pasajeros y miembros de la tripulación, provocó de inmediato medidas más estrictas de vigilancia en los aeropuertos de EEUU y en vuelos con destino a este país, causando retrasos en las operaciones y amplios periodos de espera para los viajeros.
Cae todo el sector de transportes
Ese incidente tenía hoy un efecto bursátil negativo en el sector de las empresas de transporte y de manera más aguda en el caso de las aerolíneas, que registraban los mayores descensos. Así las caídas se extendían en empresas como United Airlines, US Airways, Continental y Jet Blue.
Este intento de atentado ocurre en momentos en que el sector trata de recuperarse de la fuerte caída de demanda que originó la reciente crisis económica y financiera, que ha reducido los ingresos y ha obligado a las compañías a recortar capacidad de forma drástica y tratar de rebajar los costes.
El sector aéreo estadounidense conoce bien, después de la experiencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los efectos desfavorables que una mayor inquietud entre los pasajeros por la seguridad tiene en sus operaciones y en sus cuentas.
Después de aquellos atentados y del consiguiente fuerte incremento de los controles de seguridad en los aeropuertos estadounidenses, numerosos viajeros se desanimaron a viajar a este país y ello generó fuertes pérdidas para las compañías aéreas.
Pérdidas milmillonarias para el sector
John Heimlich, economista jefe de la Asociación de Transporte Aéreo de América (ATA), que agrupa a las principales aerolíneas de EEUU y a sus afiliadas, calculaba la pasada semana -antes de ocurrir el intento de atentado de Detroit- que las aerolíneas estadounidenses habrán acumulado un pérdida neta de unos 60.000 millones de dólares y eliminado unos 160.000 empleos en los nueve primeros años de esta década.
De cara a 2010, consideraba que la perspectiva era algo más favorable, tras percibirse signos de que se atenua la recesión económica, aunque agregaba que es clave para la recuperación del sector no perder de vista el incremento en los precios del combustible, entre otros aspectos.
Después del atentado frustrado del viernes, la Agencia estadounidense de Seguridad en el Transporte (TSA) anunció el domingo la puesta en marcha de medidas de control adicionales tanto en vuelos nacionales como en los extranjeros con destino a Estados Unidos.
También recordó a los pasajeros que deben cumplir las instrucciones de la tripulación, tales como apagar aparatos electrónicos o permanecer sentados durante determinadas partes del vuelo.