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Salas de juego y casinos cierran sus puertas en Rusia
A medianoche, hora de Moscú (20H00 GMT), comenzó a aplicarse la ley que limita de ahora en adelante todos los juegos de azar a cuatro zonas muy alejadas en el inmenso territorio ruso, en conformidad con la voluntad de su promotor, el ex presidente y actual primer ministro ruso, Vladimir Putin.
Esta ley está destinada a poner fin a una época muy peculiar de la historia de Rusia, que comenzó en el caos de los años 90, cuando malhechores y "nuevos rusos" dejaban su fortuna recién adquirida en establecimientos extravagantes y a menudo dudosos, surgidos como setas poco después del derrumbe de la Unión Soviética.
Los propietarios, que durante mucho tiempo trataron de obtener un período de gracia, parecían resignados este miércoles a la desaparición de sus establecimientos.
En la calle Novy Arbat, gran arteria del centro de Moscú célebre por sus numerosos casinos, una periodista de AFP constató que los locales concernidos cumplían con la nueva legislación.
"El casino ha sido cerrado en conformidad con la ley", indicaba un cartel colocado en la puerta de unos de estos establecimientos, cuyas luces de neón ya estaban apagadas.
A unos metros, varios empleados transportaban máquinas tragaperras embaladas en plástico fuera de la sala de juego 'Metelitsa'.
Las 513 salas de juego de la capital rusa fueron ocupadas durante la madrugada por equipos especiales encargados por las autoridades de verificar que cumplían la ley, indicó el miércoles la agencia Ria Novosti.
"Hoy a partir de medianoche se han efectuado controles sobre el cierre de los casinos y salas de juego. Durante la noche, 115 equipos operativos inspeccionaron más de 500 salas de juego y todas fueron cerradas conforme a la ley", declaró un portavoz de la alcaldía moscovita, Leonid Krutakov.
Sin embargo, más de la mitad no tuvo tiempo de evacuar todo su material, agregó.
Según la legislación, sólo cuatro zonas de Rusia están autorizadas a partir de ahora a tener locales de juego: Kaliningrado, en el extremo oeste del país, Azov (en la región de Rostov, sur), la región del Altai (Siberia) y Vladivostok (Extremo Oriente)
Los jugadores se encuentran desamparados. "Mi esposa está contenta de que cierren los casinos. Yo no. En mi opinión, es una medida estúpida. Los jugadores compulsivos encontrarán una posibilidad de entregarse a su pasión, pero las personas como yo, que juegan esporádicamente, pierden una diversión agradable", dijo Viktor Frolov, un habitante de San Petersburgo, de 36 años, que juega regularmente desde hace cinco años.
En esta época de grave crisis económica, esta medida, que deja sin trabajo a decenas de miles de empleados, fue criticada por su costo social, que las autoridades intentaron minimizar.
"Yo creo que esto no tendrá ningún impacto en el empleo de la población", declaró a la agencia Interfax el jefe de la Agencia Federal del Trabajo, Yuri Guertsi. Los empleados invlucrados "pueden utilizar su experiencia y competencias allí donde está previsto (transferir) estos casinos", añadió.
Sin embargo, Andrei, un ex empleado de seguridad de un casino del centro de Moscú, dijo a AFP que se negaba rotundamente "a trabajar allá en el fondo de la pampa".