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RSC.-Denuncian que el desastre por el robo de crudo en Nigeria se "suma" a la pobreza causada por el negocio petrolífero



    Numerosas tragedias como la de Lagos se producen al año en el país, en las zonas más pobres donde se roba petróleo para subsistir

    MADRID, 2 (EUROPA PRESS)

    La muerte de más de 260 personas en Laos, Nigeria por la explosión el pasado 26 de diciembre en un oleoducto se suma, según denuncian las comunidades y ONG locales, a la tragedia permanente que supone para ellos este tipo de infraestructuras petroleras, instaladas, en su mayoría, en las zonas más pobres del país.

    "El lugar y el momento contribuyeron a que fuera una situación perfecta para este tipo de desastre", señaló en este sentido el activista Bode Olufemi, de la ONG nigeriana Acción por los Derechos Ambientales, afiliada a la organización internacional Amigos de la Tierra. Muchos cuerpos aún deben ser rescatados del lugar de la explosión, y se teme que la cifra de muertos pueda ser mayor.

    La tragedia se produjo el pasado 26 de diciembre, cuando residentes del suburbio de Abule-Egba de la ciudad de Lagos, aprovechaban el derrame en un oleoducto que había sido perforado por ladrones para extraer petróleo refinado.

    La explosión se produjo de madrugada en un de los más populosos barrios de esta ciudad, la más poblada de Nigeria. Y no se trata de la primera explosión de un gaseoducto en la zona. El pasado mes de mayo, más de 150 personas fallecieron en Lagos tras una explosión similar.

    A pesar de sus importantes recursos petroleros, Nigeria sufre en estos momentos una aguda escasez de combustible. Un litro de petróleo se vende a unos 1,5 dólares (1,1 euros), aproximadamente tres veces el precio habitual.

    "El lugar del incidente es un área donde viven los más pobres de los pobres, en el que las personas tienen que luchar duro para satisfacer sus necesidades", señaló Olufemi a 'IPS News'. "Este tipo de robos se suele producir porque estas personas piensan que ésta es una de las pocas manera de obtener algo de dinero para sobrevivir", agregó.

    Según cifras de la Cruz Roja nigeriana, más de 300 personas resultaron heridas por la explosión, algunas de las cuales están aún en situación crítica. Además, se incendiaron varias casas, dos aserraderos, una planta de reciclamiento de plástico, tres talleres mecánicos, un mercado, una iglesia y una mezquita.

    Un grupo de ladrones había perforado el oleoducto en la madrugada y huyeron con petróleo, dejando tras de sí un importante derrame de crudo. "A eso de las 2:00 de la mañana, unas pocas personas que sabían del derrame fueron con cubetas de plástico y latas para extraer combustible", relató a IPS un residente de la zona, Bola Adeyi.

    "A las 4:00, todo el vecindario se había despertado por el ruido de una multitud sacando petróleo del oleoducto. Para la mayoría de ellos, era como maná del cielo", añadió Adeyi. Pero todo terminó trágicamente alrededor de las 8:00 de la mañana, cuando se desató el fuego, como ya había sucedido en otras ocasiones.

    OLEODUCTOS TRÁGICOS

    En los últimos años, Nigeria ha sufrido decenas de incendios de oleoductos similares a éste último registrado en Lagos, que han matado a más de 2.000 personas.

    Los oleoductos están ubicados en su mayoría en los suburbios más pobres del país. Olufemi, que supervisa las labores de limpieza y rehabilitación de la zona tras esta última tragedia, señala que si esto ocurriera en las zonas habitadas por ricos, "las autoridades harían más esfuerzos para hallar una solución al problema".

    La existencia misma de estos suburbios pobres es una de las paradojas que sufre Nigeria. A pesar de que este país africano es el sexto productor de petróleo, obteniendo miles de millones de dólares de beneficio al año en exportaciones, pocos ciudadanos se han beneficiado de los más de 40 años de explotación del crudo.

    "La corrupción masiva le niega a la mayoría de las personas el acceso a la riqueza del petróleo, y esto desespera a los pobres, que viven al lado de esos oleoductos", indicó por su parte un residente del Delta del Níger, Patrick Naagbaton, donde se ubica la gran mayoría de la infraestructuras petroleras nigerianas.

    "Es la desesperación por cambiar su suerte lo que hace que estos pobres vayan a tratar de recolectar petróleo cada vez que ladrones perforan los oleoductos", añadió.

    "Estas personas arriesgan su vida para ganar unos pocos dólares", recalcó Naagbaton, porque "no tienen acceso a elementos básicos para la vida y están desesperados por obtener algo de dinero, no importa cuánto", añadió.

    Sin embargo, el gerente general para Asuntos Públicos de la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria, Levi Ajuonuma, señaló que "no hay justificación para robar combustible". "Es una actividad criminal que no debe ser perdonada", dijo. "Lamentamos la pérdida de vidas, pero cualquiera que voluntariamente intentar forzar los oleoductos sabe que puede morir en el intento", afirmó en declaraciones a la televisión nacional.

    La mayoría de los oleoductos transportan petróleo crudo, y solo algunos pocos refinado, como el que se incendió la pasada semana.

    Los responsables de perforar oleoductos por lo general vienen de fuera de las comunidades donde estos se encuentran, y forman parte de grupos con equipos especializados para extraer el petróleo y colocarlo en tanques. Se calcula que ganan millones de dólares al año gracias a esta práctica y se sospecha que están vinculados con importantes personalidades de la sociedad nigeriana.