Bolsa, mercados y cotizaciones
Tres decisiones clave sobre la renta variable emergente
- Un enfoque temático puede ayudar a equilibrar el riesgo de una cartera
- Las estrategias pasivas de renta variable emergente no son suficientemente rentables
- Qué hacer hoy si invierte con Ecotrader
Natasha Brook-Walters
Tras un difícil 2022, las perspectivas para la renta variable emergente parecen mejorar. Aunque es probable que persistan algunos retos, unas valoraciones relativas más bajas, un dólar más moderado y unos indicadores económicos más prometedores apuntan a un entorno más constructivo.
Parece claro que estamos experimentando un cambio de régimen: de un periodo de estabilidad dirigido por los bancos centrales a una era de mayor volatilidad y divergencia económica entre países, lo que debería fomentar una mayor diferenciación de los precios de los activos y oportunidades de inversión potencialmente atractivas. Hay tres puntos que los gestores de fondos deberían considerar en la renta variable emergente.
Los gestores con los que hablamos ya no piensan en términos de "activo o pasivo", sino que adoptan un enfoque más matizado para decidir dónde gastar las valiosas comisiones y cómo combinar los enfoques de inversión pasiva, factorial y activa. Las decisiones de asignación deben basarse en varios factores, incluido el grado en que las ineficiencias del mercado crean oportunidades para que los gestores activos obtengan mejores resultados. Hace tiempo que se afirma que los mercados emergentes se encuentran entre los más ineficientes y nuestros estudios lo corroboran. Otra posible fuente de ineficiencia es la variedad de normas de gobierno corporativo entre mercados emergentes. Las estrategias activas permiten un mayor escrutinio de estas cuestiones y añaden valor con el tiempo.
Asimismo, la decisión entre activo y pasivo debe estar cuidadosamente alineada con los objetivos del inversor. Existen varios argumentos para asignar la totalidad o la mayor parte de una cartera a estrategias activas, incluido el hecho de que los índices de mercados emergentes tienden a ser retrospectivos y pueden tener exposiciones a países o sectores que no se ajusten a los objetivos del inversor, así como el gasto relativo de la inversión pasiva en comparación con los mercados desarrollados.
Las políticas de las carteras de los mercados emergentes no siempre han estado a la orden del día, incluido el amplio crecimiento del universo de estrategias de los mercados emergentes. Nuestro equipo de multiactivos ha creado un marco que ayuda a estructurar las carteras de renta variable emergente, dada la amplia gama de enfoques de aplicación disponibles. Han dividido las estrategias de los emergentes en tres categorías: EM 1.0 (pasiva), EM 2.0 (activa básica) y EM 3.0 (activa diferenciada).
Basándose en el trabajo sobre la eficiencia del mercado, una de las conclusiones es que no están convencidos de que las estrategias EM 1.0 (estrategias pasivas de renta variable de los mercados emergentes) sean suficientemente rentables en el mundo actual. En cambio, sus investigaciones sugieren que las estrategias de EM 2.0 y EM 3.0 pueden ser complementarias, y que las estrategias de esta última categoría pueden mejorar la rentabilidad y reducir la volatilidad total de la cartera, en algunos casos, al estar menos vinculadas al ciclo económico que los índices generales de los mercados emergentes. Como ejemplos de estrategias de EM 3.0 cabe citar las estrategias de alto riesgo de seguimiento, las específicas por regiones o países y las de mercados frontera.
Las estrategias temáticas pueden ser muy adecuadas para construir carteras en los mercados emergentes y centrarse en las tendencias estructurales que conforman el conjunto de oportunidades, sin las limitaciones de los índices de referencia retrospectivos. Según nuestra experiencia, un enfoque temático puede ayudar a equilibrar el riesgo de una cartera. Actualmente, el sector financiero y tecnológico representan aproximadamente el 50% del riesgo del índice de referencia MSCI EM.
Invertir en temas de futuro puede ayudar a equilibrar más el perfil de riesgo al ponderar los riesgos entre temas, contribuyendo a lograr una mayor rentabilidad ajustada al riesgo y protección frente a las caídas. Las inversiones temáticas ayudan además a reducir la dependencia de una cartera de un crecimiento económico para impulsar los rendimientos. En el incierto entorno macro actual, con una ciclicidad mayor y más volátil, esto tendría aún más atractivo.
Nuestro equipo temático ha identificado una amplia variedad de tendencias que están estimulando la innovación y la perturbación en la economía mundial y creando atractivas oportunidades temáticas. Destacan varias áreas:
Inclusión social. "Después de 30 años de disminución de la rentabilidad del trabajo en todas las economías, ha comenzado la lucha". La transición hacia un modelo económico más inclusivo llevará años, pero creemos que se producirá una mayor redistribución de la riqueza, impuestos sobre la renta más progresivos, un mayor gasto social y otros cambios, que proporcionarán vientos de cola para los facilitadores y beneficiarios de esta transición. Entre los posibles beneficiarios temáticos figuran la inclusión financiera, la prestación de asistencia sanitaria y la capacitación social.
Cero neto. La invasión rusa de Ucrania convirtió el cero neto en un tema geopolítico y aunque los costes de la transición a un mundo de cero neto han aumentado como resultado, también lo ha hecho la urgencia de seguridad nacional para reducir la dependencia de combustibles fósiles. Entre los probables beneficiarios temáticos figuran la conciencia medioambiental y la eficiencia energética.
Nacionalismo económico. La transición hacia un mundo multipolar prosigue a buen ritmo, con China desempeñando un papel cada vez más importante. Esperamos un cambio en los motores estructurales de la posguerra fría: desglobalización en lugar de integración global continuada; institucionalización de centros de poder en competencia en lugar de estabilidad geopolítica; y políticas orientadas hacia una seguridad nacional más amplia en lugar de centrarse únicamente en el desarrollo económico. Entre los posibles beneficiarios temáticos, los datos inteligentes, la automatización y la robótica e infraestructura digital.