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Soros: "Podemos hacer algo mejor que el 'banco malo'"

    George Soros, inversor estadounidense. <i>Foto: Archivo</i>


    Ahora que parece que la idea del banco malo -una entidad pública que compre los activos tóxicos de los bancos a precios de mercado para que éstos asuman las pérdidas correspondientes- va a ser adoptada en EEUU y Reino Unido como la solución final (y dolorosa) para la crisis financiera, surgen voces que discrepan profundamente de ella. Y no son voces cualquiera: una de ellas es la del mítico inversor George Soros, que ayer criticaba duramente esta solución en un artículo de The Wall Street Journal.

    Para empezar, Soros reconoce que Obama tiene poco margen de actuación para recapitalizar los bancos por culpa del "arbitrario y erróneamente considerado" modo de poner en práctica el famoso plan de rescate TARP, el de los 700.000 millones de dólares, que impide al nuevo Gobierno pedir más dinero al Congreso para rescatar a la banca. Además, el agujero en el balance de los bancos es mucho más grande ahora que cuando se aprobó el TARP, porque los activos -inmobiliarios, financieros y préstamos- de los bancos han seguido deteriorándose y su cotización en bolsa no ha dejado de caer.

    A su juicio, ya hacen falta 1,5 billones de dólares para recapitalizar adecuadamente los bancos. Dado que su capitalización global que ha caído a 1 billón, surge el espectro de la nacionalización, que provoca rechazo político y hasta cultural en EEUU. Para evitarlo, Obama piensa usar 100.000 millones del TARP para crear el banco malo que adquiera los activos tóxicos que tienen en balance los bancos. Esa cantidad se apalancará diez veces por parte de la Fed, lo que dejará su poder de compra en 1 billón. No es suficiente, pero sí bastante.

    El problema, a juicio de Soros, es que el banco malo sólo es útil como una medida provisional, y además hará más difícil conseguir la financiación necesaria para una recapitalización propiamente dicha en el futuro. "Además, encontrará todo tipo de dificultades a la hora de valorar los activos tóxicos y funcionará como una subvención encubierta a los bancos al presionar al alza el precio de dichos activos. Lo cual generará una fuerte resistencia política a nuevos gastos para rescatar a la banca".

    Hay otra solución mejor

    Por estas razones, considera que sería un error seguir por la ruta del banco malo, porque cree que hay otra vía para recapitalizar los bancos con los recursos disponibles actualmente. El truco no consiste en sacar los activos tóxicos del balance de la banca, sino en ponerlos en un bolsillo lateral (side pocket), como hacen los hedge funds con sus activos ilíquidos. Para financiarlos, tendrían que meter también en ese bolsillo el capital suficiente, en forma de acciones y deuda calificada como capital.

    Soros piensa que esto limpiaría los balances de los bancos y los transformaría en buenos bancos, aunque con un capital insuficiente. Entonces, "el mismo billón que ahora se destina a financiar el banco malo se podría usar para insuflar nuevo capital en los bancos buenos". La parte que falta hasta 1,5 billones podría salir del sector privado, porque, en el entorno actual, un banco bueno tendría márgenes excelentes que permitirían la resurrección del sistema bancario.

    "El esquema que propongo minimizaría los problemas de valoración y evitaría la subvención encubierta a los bancos. Precisamente por esa razón va a encontrar una fuerte resistencia de los intereses creados", aventura. En este modelo, las pérdidas serían asumidas por los accionistas y los acreedores (tenedores de la deuda que califica como capital). Y si las pérdidas superan el capital, se haría cargo el FDIC (fondo de garantía de depósitos). Los accionistas recibirían derechos para entrar en el banco bueno y, si en el futuro se pueden vender los activos del bolsillo lateral, ese dinero también sería para ellos. Los acreedores pueden perder dinero, lo que hará difícil vender bonos de los bancos en el futuro. Pero bueno, "los bancos tienen que reducir su apalancamiento".

    Finalmente, Soros afirma que su propuesta resolvería el riesgo moral en los próximos años. El sector bancario está acostumbrado a pedir ayuda al Estado en las crisis y a demandarle un rescate con la excusa de que hay que proteger el capital financiero para asegurar el funcionamiento adecuado de la economía. Este "chantaje" siempre ha funcionado por la aversión a la nacionalización de la banca, y de hecho ha ayudado a crear la crisis financiera actual. "La administración Obama debería resistir ese chantaje y adoptar la propuesta que he explicado", concluye.