La empresa familiar juega un papel fundamental en el tejido empresarial español. Conforma, de hecho, su columna vertebral. Según los últimos datos aportados por el Instituto Empresa Familiar, este colectivo representa cerca del 90 por ciento del tejido productivo y el 60 por ciento del valor añadido bruto. Genera, además, el 70 por ciento del empleo privado. Por lo que respecta a su valor cualitativo, la empresa familiar ha desempeñado un papel clave en la modernización de la gestión, la expansión internacional de las firmas españolas y el refuerzo de la actividad y la competitividad de todo el país. Si bien la normativa vigente trata de proteger a este tipo de empresas, dicha protección resulta en muchos casos insuficiente, dificultando la continuidad de los negocios, sobre todo en el momento en que es necesario afrontar un relevo generacional. A tenor de los últimos datos que disponemos, el relevo generacional de las empresas familiares en España sigue siendo un enorme reto para la mayoría. Sólo el 44 por ciento de dichas empresas llegan a la segunda generación, el 7 por ciento apenas a la tercera y el 3 por ciento hasta la cuarta. En este caso concreto, una de las principales dificultades a las que se enfrentan las familias es la incertidumbre en la aplicación de la normativa tanto a efectos del Impuesto sobre el Patrimonio como en los supuestos de una sucesión o donación de la empresa, teniendo en cuenta que los criterios de interpretación normativa pueden generar situaciones dudosas. Hay otros factores que afectan negativamente a todo el tejido empresarial, incluidas lógicamente las empresas familiares. Hablamos, principalmente, de costes laborales elevados y de la falta de unas políticas de empleo que fomenten el crecimiento y la expansión de las entidades. Si bien es cierto que España ha comenzado a avanzar en los cambios normativos, el marco jurídico y la fiscalidad son aún muy complejos y cambiantes. También es importante destacar que según los datos del último Barómetro de la empresa familiar elaborado por KPMG el pasado año, sólo un 11,3 por ciento de las empresas analizadas cuentan con un protocolo familiar por escrito, es decir, el acuerdo marco de naturaleza jurídica que permite regular aspectos como el relevo generacional y las normas que regirán la relación familia- empresa-propiedad en el futuro. Este dato es especialmente llamativo, puesto que el protocolo familiar se erige como una herramienta prioritaria para regular el funcionamiento de la empresa y la implicación familiar en el negocio en el largo plazo. En este contexto general, la gestión patrimonial de una empresa familiar requiere en España capacidades, herramientas, habilidades y análisis específicos. Como marco general, desde el área especializada en gestión patrimonial del Grupo Mirabaud creemos que la regla fundamental en la gestión de un patrimonio familiar es la diversificación, y el núcleo estratégico de esta gestión ha de ser siempre una visión a largo plazo. Una correcta diversificación de la inversión debería incluir opciones de renta fija, opciones de renta variable y contemplar también inversiones en, por ejemplo, arte, fondos de capital riesgo y bienes inmobiliarios, tres activos que consideramos muy interesantes para obtener una descorrelación de la dinámica propia de los activos financieros. Con respecto a los activos en renta fija nuestra visión es ahora mismo muy cauta. Creemos que la rentabilidad/riesgo que ofrece en este momento este tipo de activo no es atractiva. Hay oportunidades pero hay que saber localizarlas. Mientras que la rentabilidad no vuelva a ser interesante, recomendamos invertir en bonos flotantes, cuyo cupón se va ajustando a la subida de los tipos, y fondos de renta fija flexible que mantengan un estricto control de la volatilidad. Si nos centramos en el área de renta variable, a pesar del buen escenario económico actual y de las revisiones alza de los beneficios empresariales, creemos que los temores suscitados tras el anuncio de determinados aranceles por parte del Gobierno americano hará resurgir otra vez la volatilidad en los mercados y, por este motivo, recomendamos una posición neutral hasta que se den correcciones del mercado que nos permitan adoptar una posición más positiva en este activo.