"Somos una compañía dolarizada basada en la eurozona, ya que más del 55 por ciento de nuestros ingresos son en dólares", explica Gabriel Escarrer, quien, incluso, incide en que "el porcentaje del billete verde seguirá incrementándose en nuestros ingresos y ese 55 por ciento puede convertirse en un 65/70 por ciento en los próximos años". Esta realidad, que el vicepresidente de Meliá asume que es "irremediable" por la internacionalización del grupo hotelero, ha provocado que la apreciación del euro en 2017 frente al dólar, del 14 por ciento, se haya convertido en uno de los principales vientos en contra de Meliá en el mercado. De hecho, principalmente por esta razón, el valor ha sido apartado de las mejores recomendaciones de la bolsa española por los analistas. "Es cierto que el tipo de cambio juega un papel muy relevante, aunque también me da mucha seguridad depender de una divisa tan robusta como el dólar", afirma Gabriel Escarrer, quien calcula que cada céntimo de variación en el cruce del euro con el billete verde "impacta en 1,3 millones de euros en el ebitda anual si ocurre en el primer trimestre, el más fuerte del año por el Caribe, y en 1,2 millones el resto del ejercicio". Este efecto no impide que las estimaciones sitúen el beneficio bruto de Meliá por encima de los 300 millones al cierre de 2017, por primera vez desde la crisis, y que en 2018 lo lleven hasta los 335 millones, rozando su ebitda histórico, los 345 millones que alcanzó en 2007 -ver gráfico-.