Generaría ingresos al Gobierno próximos a los 16.600 millones en una décadaNada referente a la Administración de Donald Trump suele ser convencional, y de ahí que el presupuesto fiscal para el año 2018 presentado ayer en Washington no dejase indiferente a nadie. Un plan de gasto que asciende hasta los 4,1 billones de dólares, cuya base reside en profundos recortes en programas sociales y en la expectativa de que la mayor economía del mundo llegará a crecer más de un 3 por ciento. Presunciones que tienen como objetivo generar un tímido superávit en 2027 a costa de propuestas que incluyen la venta de la mitad de la reserva estratégica de petróleo del país. Una decisión que promete ingresar a las arcas del Gobierno alrededor de 16.600 millones de dólares durante la próxima década, pero que se da a conocer en un momento delicado para la industria. Todas las miras están puestas en la jornada del jueves, cuando los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reunirán en Viena con las expectativas de expandir sus recortes de producción. El hecho de que la Administración Trump se disponga a vender hasta 270 millones de barriles de la reserva estratégica del país hasta 2027 supone un desafío para otros países productores, en un momento en que la producción de crudo en EEUU ha crecido más de un 7 por ciento este año. Para Oystein Berentsen, director de Strong Petroleum, la decisión de la Casa Blanca es algo polémica pero repartida durante la próxima década supondría ventas medias de 95.000 barriles de petróleo diarios. "No es grande, pero no ayudará a los esfuerzos realizados por países de la OPEP, como Arabia Saudí", señaló. Las primeras estimaciones apuntan que la venta de reservas no haría más que fomentar la producción estadounidense que, en estos momentos, alcanza los 9,3 millones de barriles. Desde Goldman Sachs ya advierten que los riesgos de un exceso de oferta pueden regresar el próximo año si la producción de la OPEP y Rusia sube de nuevo hasta su máxima capacidad y los productores de esquisto estadounidenses hacen lo propio. "Esperamos que la OPEP mantenga sus recortes de producción por lo menos otros seis meses", aseguró Mark G. Roberts, jefe de análisis de Deutsche Bank, quien situó el precio del West Texas en los 58 dólares en marzo del próximo año. Según la información ofrecida por la Casa Blanca, las ventas de las reservas estratégicas comenzarían el próximo año por un valor aproximado de 500 millones para luego alcanzar los 3.900 millones, hasta un total de 16.000 millones durante la próxima década. A fecha del pasado 12 de mayo, EEUU contaba con 688,1 millones de barriles, el equivalente a 141 días de importaciones netas de crudo y otros refinados. La Heritage Foundation, un think tank conservador con cierta influencia entre la Administración estadounidense, había barajado la probabilidad de vender la totalidad de las reservas estratégicas durante un periodo de dos o tres años. Según un blog del economista Philip Verleger, "la reserva de petróleo de EEUU ya no tiene el mismo propósito con la que fue creada". Un punto de vista que difiere del de Jason Bordoff, director del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, quien, según el Washington Post, estima que el posible colapso económico en Venezuela es sólo uno de los factores que pone de manifiesto próximos shocks dentro del mercado de crudo. Nuevos presupuestos El presupuesto de la Administración para el año fiscal 2018, que comenzará el próximo 1 de octubre, promete generar profundas rencillas entre los legisladores de ambos bandos políticos. La Casa Blanca busca reducir el gasto público en 3,6 billones de dólares durante la próxima década a través de fuertes recortes en la mayor parte de programas y agencias federales, entre los que se incluye el programa de salud Medicaid, los cupones de alimentos o los préstamos estudiantiles. También se incluyen recortes ya anunciados para la Agencia de Protección Ambiental, el Departamento de Estado y el de Educación, además de eliminar instituciones populares como el Fondo Nacional de las Artes. El gasto en Defensa es una de las pocas áreas públicas donde Trump respalda un incremento de financiación con la petición de 25.400 millones adicionales. El presidente cumple con sus promesas de campaña de mantener intactas las pensiones, la Seguridad Social y el Medicare al mismo tiempo que aumenta el gasto en seguridad nacional. A cambio propone recortes de calado en los programas de ayuda internacional y reduce el acceso a las ventajas fiscales que benefician a los trabajadores (ver gráfico).