Sube su estimación una décima para este año y la baja en la misma medida para 2017 y 2018El BCE pone en mano de los técnicos la revisión del ‘QE’ para no quedarse sin bonos que comprarLa reunión del Banco Central Europeo -BCE- que tuvo lugar ayer ha dejado una sensación agridulce: por un lado, Mario Draghi, presidente de la institución monetaria, ha decepcionado al no tomar nuevas medidas, a pesar de que los expertos esperaban movimientos por parte de la entidad, como retrasar el final del programa de compras de deuda -QE-; por otro, a pesar de que el economista italiano destacó que al BCE le preocupan las presiones que está sufriendo la inflación para avanzar, el recorte que ha llevado a cabo en las estimaciones de crecimiento e IPC no son demasiado preocupantes. Y es que, el pasado mes de junio, antes de que los británicos diesen en referéndum su sí al Brexit, consideraban que el PIB de la eurozona avanzaría un 1,6 por ciento interanual este año, y un 1,7 por ciento durante los dos siguientes años, una estimación que ahora ha cambiado: el BCE prevé un crecimiento del 1,7 por ciento para 2016, pero rebaja en 0,1 puntos los de los dos próximos años, hasta el 1,6 por ciento en ambos casos. Teniendo en cuenta que Draghi anunció una semana después del 23J que el Brexit se comería 0,5 puntos de crecimiento en la eurozona hasta 2018, las estimaciones actuales muestran que incluso podría tener un impacto menor. En el caso de la inflación, la entidad sólo ha rebajado una décima sus perspectivas para 2017, dejando inalteradas las de este año y las de 2018: la foto queda ahora con una estimación para el avance de los precios del 0,2 por ciento interanual para 2016, 1,2 por ciento para 2017 y 1,6 por ciento el año siguiente -ver gráfico-. Con todo, no ha habido nuevas medidas por parte de la entidad: ni cambios en los tipos de interés, ni retraso en el final del QE, ni nuevos mecanismos para asegurar que no se queda sin bonos disponibles para la compra, algo que esperaban los expertos encuestados por Bloomberg. Eso sí, Draghi ha dado instrucciones a los comités del BCE para empezar a trabajar en esto, explicando que tienen que “evaluar las opciones para asegurar una total implementación del programa de compras”. Dispuesto a hacerlo, ha explicado, en el futuro se decidirá sobre esta cuestión. Respeto a los bajos tipos de interés y sus efectos negativos en el sector financiero europeo, el economista italiano ha recalcado que “deben permanecer bajos hoy para estar altos mañana. Deben estar bajos para continuar con la recuperación económica, que a su vez tendrá un efecto positivo sobre los bancos”, aclaró cuando se le preguntó por las entidades. El presidente del BCE también reiteró, como es habitual durante los últimos meses, que es importante que sus políticas monetarias se vean apoyadas por reformas estructurales por parte de los gobiernos, además de alabar, una vez más, los efectos positivos que está teniendo su programa de estímulos. El mercado sólo ‘se atraganta’ Al mercado se le atragantó, en un primer momento, la ausencia de nuevas decisiones. El Ibex se despeñó un 1,5 por ciento en la primera media hora de comparecencia de Draghi, aunque pronto recuperó buena parte de lo perdido, para cerrar la sesión subiendo un 0,95 por ciento, más que ningún otro parqué europeo. También la bolsa italiana logró cerrar en positivo pese a haber cedido un 1,4 por ciento en el arranque de la intervención del banquero central. Pero tanto el Dax como el Cac sufrieron pérdidas, inferiores, eso sí, al 0,8 por ciento. Así, el índice español consiguió mantener los 9.000 a los que se había aupado el miércoles (cerró en los 9.101,10 puntos) y continúa con la mirada fija en su próximo objetivo: los 9.360 puntos, según explican los expertos de Ecotrader, la herramienta de inversión de elEconomista. Del índice tiraron ayer valores como IAG y Telefónica, además de los bancos, que celebraron que Draghi no bajase aún más los tipos, una medida que haría aún más difícil para ellos obtener rentabilidad con su negocio. La renta fija también se resintió de la ausencia de decisiones por parte de la institución. El precio del bono español a 10 años se desplomó, disparando su rentabilidad. Ésta se encontraba en mínimo histórico -en el 0,9 por ciento- poco antes de que Draghi iniciase su intervención, y repuntó hasta el filo del 1 por ciento en poco más de una hora, cerrando en el 0,99 por ciento.