Baja los tipos hasta el 0,25%, deja la puerta abierta a otro recorte y amplía el programa de estímulosCercena la previsión de crecimiento de 2017 del 2,3% al 0,8% en el mayor ‘tijeretazo’ de su historiaDespués de decepcionar al mercado al no recortar los tipos de interés en la reunión de julio tras el Brexit, el Banco de Inglaterra (BoE) se ocupó ayer de no dejar indiferente a nadie en un esfuerzo para salvar una economía abocada a atascarse. Tras un brutal tijeretazo a las previsiones de crecimiento del país para el próximo año, anunció un paquete de medidas que excedió las expectativas de la mayoría y que fueron acogidas de manera positiva por el mercado. Recortó el precio del dinero por primera vez en siete años, desde el 0,5 por ciento hasta el 0,25 por ciento y, además, dejó abierta la puerta a otro recorte hasta niveles cercanos al cero por ciento en 2016. El mercado no espera una subida de tipos hasta dentro de 66 meses y da unas probabilidades del 40 por ciento a otro recorte antes de fin de año. Además, ha ampliado el programa de compra de bonos soberanos en 60.000 millones de libras (unos 70.680 millones de euros) -unas adquisiciones que llevará a cabo a lo largo de seis meses-. Así, la entidad reanuda el QE que ya llevó a cabo entre 2009 y 2012 y que alcanzó los 375.000 millones de libras. Asimismo, ha anunciado que empezará a comprar deuda corporativa en septiembre con un programa de 10.000 millones de libras (unos 11.780 millones de euros) que se extenderá durante 18 meses. El revés del ‘Brexit’ El territorio inexplorado abierto por el BoE constituye la consecuencia directa del “cambio de régimen” provocado por el Brexit. Su impacto en la economía ha obligado a la mayor reducción de las expectativas de crecimiento desde que el banco central asumiese en 1993 la preparación del informe de inflación trimestral. Si en mayo preveía un progreso de un 2,3 por ciento del PIB de 2017, el porcentaje se ha reducido ahora a un raquítico 0,8 por ciento. Por lo que se refiere a este año, el crecimiento se derrumbará prácticamente a cero en este segundo semestre y si Reino Unido logra evitar la recesión será fundamentalmente gracias a la decidida intervención del BoE. No en vano, el tamaño de la economía será un 2,5 por ciento menor en tres años de lo estimado hace apenas tres meses. “El Banco de Inglaterra ha optado por usar todo su arsenal de una sola vez y, si bien ha proclamado que existía un mayor margen de maniobra, es poco probable que los mercados consideren que, llegados a este punto, la política monetaria pueda hacer mucho más para impulsar tanto el crecimiento como la inflación”, explica Mitul Patel, responsable de tipos de interés de Henderson Global Investors. En esta misma línea, Azad Zangana, de Schroders, cree que “las medidas subrayan que el BoE se está quedando sin munición” y Daniel Vernazza, economista jefe de UniCredit en Londres, considera que “claramente, el BoE ha querido superar las expectativas del mercado y lo ha logrado”. Así, las reacciones no se hicieron esperar y la renta variable, la deuda y la libra británica recibieron los primeros impactos. Mientras que el Ibex escaló un 1,5 por ciento, el EuroStoxx 50 repuntó un 0,7 por ciento, siendo del 0,6 por ciento el rebote del Cac francés y del Dax alemán. Eso sí, la mejor parte se la llevó el selectivo británico Ftse 100, que se anotó un 1,6 por ciento y se quedó apenas a un 0,15 por ciento de revalidar su máximo anual. El que sí consiguió un nuevo mínimo y, en este caso, histórico fue el papel a una década de Reino Unido. En este sentido, las compras llevaron al bono al 0,64 por ciento (en deuda, cuando los precios suben el rendimiento cae y viceversa). El único objetivo de las ventas fue la libra que se dejó hasta un 1,6 por ciento contra el dólar, por lo que en el año retrocede un 12 por ciento y se encamina a vivir su peor ejercicio desde 2008 (ver página 19). El principal sector perjudicado por unos tipos de interés -una situación que, además, se espera que se extienda- por los suelos es el bancario. Sin embargo, la máxima autoridad monetaria ha intentado tomar medidas para evitar que se repita la situación y ha establecido un mecanismo de financiación que podría llegar a tener un impacto de 100.000 millones de libras (unos 117.800 millones de euros). “Este esquema está diseñado para dar un poder adicional para prestar al sector bancario sin dañar sus márgenes”, explica Andrew Parry, de Hermes Investment Management. Por su parte, Albert Enguix, de GVC Gaesco, cree que las medidas “son un déjà vu en cuanto a política monetaria”, pero que “han aprendido del pasado y para que sean más eficientes flexibilizarán la provisión de liquidez bancaria”. Dudas sobre su efectividad Si bien los analistas coinciden al considerar que el Banco de Inglaterra no tenía otra salida que anunciar nuevos estímulos, dudan sobre la efectividad que tendrán los mismos sobre la economía del país. “Es una respuesta proactiva al referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea, pero, probablemente, solo consiga amortiguar, más que compensar totalmente el shock que supondrá para el crecimiento del país el Brexit”, indican desde Fitch. De hecho, los analistas son menos optimistas que el BoE y prevén que la economía crezca este año y el que viene una décima menos de lo esperado por la entidad, un 1,9 y un 0,7 por ciento, respectivamente, según el consenso de mercado recogido por Bloomberg. “Aún está por ver si bastarán para impulsar la confianza de empresas y consumidores en todo el país”, reflexionan desde M&G.