Japón y las bolsas emergentes también están rezagadas frente a su crecimientoLa mayoría de los bancos de inversión han coincidido, desde que comenzó el ejercicio, en sobreponderar la renta variable europea frente a la de Estados Unidos. Una postura que gana enteros para los que opinan que el S&P 500 -que gana un 1,5 por ciento desde el primero de enero frente al 7 por ciento que pierde el EuroStoxx 50- ha tocado techo (al menos de forma temporal), y tras la que subyace el hecho de que los principales índices del Viejo Continente coticen con un descuento respecto al crecimiento de sus economías que Wall Street ya recoge. “El EuroStoxx 50, Japón y los selectivos de los países emergentes se han quedado rezagados respecto a la evolución de sus PIB”, reflexiona Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión, quien considera que el mercado europeo y también las bolsas de los emergentes deberían ir reduciendo la brecha abierta en relación con el crecimiento económico, como ya ha ocurrido en Estados Unidos (consultar gráfico). Una correlación bolsa-economía que en Europa era evidente en los años previos a la crisis, pero que, desde 2008, ha divergido sin que los principales índices, entre ellos también el Ibex 35, hayan conseguido seguir el ritmo de las economías. “Las bolsas deben valorar el escenario de crecimiento, sobre la base de crecimiento real y sobre la inflación”, admite José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, aunque advierte que, en el Viejo Continente, “lamentablemente”, tanto el escenario de crecimiento como el de la inflación “están bajo claroscuros”. Para Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, “la internacionalización de las empresas hace que cada vez sea menor la correlación entre el índice bursátil de un país y el comportamiento de su economía doméstica”; aunque reconoce que las bolsas de Europa, Japón y de los países emergentes se han quedado rezagadas respecto al crecimiento económico “porque existen problemas particulares que hacen empeorar las perspectivas de beneficio de sus empresas”. “La incertidumbre económica ha penalizado en mayor medida a las bolsas europeas, a la japonesa y a las de los emergentes frente a la norteamericana”, continúa José Luis Martínez Campuzano, de Citi, quien explica que “los mercados se nutren de la confianza de los inversores hacia el futuro económico y financiero”. Una confianza que recibió otro impacto este mismo martes, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó su previsión de crecimiento mundial hasta un 3,2 por ciento, desde el 3,4 por ciento anterior, empeorando la estimación para cada una de las principales economías del planeta, excepto para China. A “la amenaza regional y global” que supone el Brexit -en la que incidió concretamente el organismo internacional- y a los desequilibrios derivados de la debilidad de las materias primas; Aurelio García del Barrio, doctor en Economía del IEB, añade como principales incertidumbres “la conjunción del inicio del ciclo alcista de los tipos de interés en Estados Unidos, cuyo final es muy incierto, y de la impredecible ralentización de gigante asiático, con la crisis de los emergentes como corolario”. Estos factores, que “en Europa y Japón preocupe la escasa efectividad que está teniendo hasta el momento la política monetaria del BCE y del Banco de Japón”, y que “Latinoamérica está acusando el desplome de las materias primas” -según remarca Felipe López-Gálvez, de Self Bank- sustentan el descuento de sus bolsas respecto a sus economías y hacen que un escenario de menor crecimiento económico, como el que describió el FMI, pudiera estar descontado. “La actuación de los bancos centrales al comprar deuda pública y crédito ha favorecido que los inversores primen estos activos frente a las bolsas”, añade José Luis Martínez Campuzano. El S&P 500 sí recoge el PIB “La economía norteamericana y los beneficios de sus compañías hace ya tiempo que superaron los niveles previos a la crisis”, explica el estratega de Citi, a lo que Felipe López-Gálvez incorpora que en EEUU, al contrario que en la Eurozona, “los tres QE de la Reserva Federal tuvieron un efecto muy positivo sobre el mercado de renta variable, debido a que la caída en la rentabilidad de la renta fija provocó que los inversores tomasen posiciones en renta variable”. “Fruto de esta política monetaria expansiva, un dólar bajo fue un gran aliado de las multinacionales estadounidenses, mientras que la caída en la tasa de paro ha sido mucho más rápida que en Europa”, concluye el experto de Self Bank.