La decisión sería poco efectiva al centrarse en empresas con bajos costes de financiaciónAyer se publicaron las actas de la última reunión del Banco Central Europeo -BCE-, que han lanzado más información sobre los debates que mantuvieron durante el encuentro los miembros del Consejo de Gobernación. A pesar de que la amplia mayoría estuvo de acuerdo en llevar a cabo las medidas que finalmente se aprobaron -recorte en la facilidad de depósito y en los tipos de interés, además de más compras de deuda, más subastas de liquidez y, la gran sorpresa, compras de deuda corporativa-, las decisiones no fueron unánimes y hubo voces que pusieron en duda la efectividad de algunas medidas. Uno de los debates más llamativos que surgieron giró en torno a incluir deuda soberana entre los activos que el BCE puede comprar dentro de su programa de estímulos. Según explican las actas, hubo “amplio apoyo” para adquirir este tipo de deuda, pero algunos miembros cuestionaron la efectividad que esto puede tener, ya que se adquirirán bonos de empresas con “una buena posición de caja, ráting sólido y costes financieros que ya son muy bajos”. Además, el hecho de que no existe mucha liquidez en este tipo de activos también llevó a algunos miembros a debatir su compra, ya que podría “distorsionar el mercado”. TLTRO y depósitos Además de la deliberación que generó la compra de deuda corporativa, algunos miembros destacaron su preocupación sobre los efectos a largo plazo que pueden tener las cuatro nuevas rondas de subastas de liquidez a los bancos. Estos explicaron el miedo que tienen a que el BCE continúe “sustituyendo a los mercados privados y perpetúe la dependencia de los bancos por financiarse en la entidad”. A pesar de todo, la necesidad de que el crédito llegue a la economía real y la preocupación de que los bajos tipos de interés perjudiquen de forma importante a los márgenes de los bancos desembocaron en la implantación de esta medida. Otra decisión que generó debate fue el recorte en la facilidad de depósito. Las actas explican que se pudo observar “preocupación sobre posibles efectos secundarios no deseados que pueden aparecer, al recortar los tipos de depósito hasta el terreno negativo, en combinación con un exceso de liquidez”. Escalonar la facilidad de depósito fue una opción que finalmente se descartó, por las dificultades que entraña su implantación.