La sitúa por delante del yen japonés y la libra esterlina en su cesta de monedasEl Comité Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional confirmó ayer la inclusión del yuan dentro de la cesta de divisas que componen su Derecho Especial de Giro (SDR, por sus siglas en inglés). Algo que no sólo respalda el esfuerzo reformista emprendido durante los últimos años por Pekín sino que confirma el estatus del yuan como divisa de reserva internacional. “La decisión del Consejo Ejecutivo de incluir al yuan en la cesta del SDR es un hito importante en la integración de la economía china en el sistema financiero global”, reconoció la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa convocada ayer en Washington. La ex ministra de finanzas gala aclaró que este hecho es “un reconocimiento del progreso que las autoridades chinas han implantado en los últimos años en las reformas de los sistemas monetarios y financieros del país”. Sin embargo, Lagarde reconoció de forma implícita que Pekín debe ahora profundizar en estos ajustes para lograr un sistema monetario y financiero más sólido. La composición del SDR, la divisa con la que el Fondo realiza sus operaciones se revisa cada cinco años “para asegurar que su composición se ajusta al contexto económico actual”, explicó un funcionario del FMI. Recordemos que durante su última revisión, realizada en 2010, el FMI rechazó la inclusión del yuan al afirmar que éste no cumplía los criterios necesarios. La tercera divisa con más peso Aquellos que consideraban que la divisa china contaría con menos peso que otras monedas que componen este selecto club de divisas se equivocaron. El Fondo confirmó que cuando el yuan se incluya en el SDR, el próximo 1 de octubre de 2016, la moneda supondrá 10,92 por ciento del valor de la divisa virtual del Fondo, por delante del 8,33 por ciento del yen y el 8,09 por ciento de la libra esterlina. El dólar, con un 41,73 por ciento, y el euro, con un 30,93 por ciento, siguen siendo las divisas con más peso. Con el estatus de divisa internacional de reserva y el reconocimiento de moneda de “libre uso” concedido por los 188 miembros representados en el Comité Ejecutivo del Fondo, el yuan ganará una importante presencia en el panorama internacional en un momento decisivo para la segunda mayor economía del mundo. Los conocedores de las políticas chinas y autoridades internacionales afirman que, tras esta decisión, las reformas podrían no seguir al ritmo enérgico de los últimos meses. Además, fuentes chinas citadas por Reuters sugieren que añadir al yuan a la cesta del FMI deja a los conservadores económicos mejor posicionados para resistir más reformas en un recordatorio del período tras la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Hasta la fecha, China había establecido acuerdos de cambio de su divisa con algunos países para incrementar el número de transacciones comerciales en yuanes mientras el ejecutivo de Xi Jinping reitera que seguirá adelante con sus reformas financieras. Es cierto que las autoridades chinas han ampliado la banda cambiaria del yuan y en 2015 han implantado medidas para flexibilizar los tipos de interés. Sin embargo, existen preocupaciones en Pekín de que su vacilante economía pueda soportar más reformas agresivas que permitan un flujo más libre del tipo de cambio fuera de las fronteras chinas. De momento, Pekín considera que la segunda mayor economía del mundo tendrá que crecer al menos un 6,5 por ciento anual durante los próximos cinco años para poder duplicar su tamaño, así como la media de ingresos de sus ciudadanos, en 2020 con respecto a los niveles registrados a comienzos de la década. Un compromiso que relaja en cinco décimas las metas anteriores pero que podría poner en riesgo parte de las reformas que garantizarán que la transición a una economía orientada al consumo interno no sufre un aterrizaje forzoso. El FMI estima que China crecerá alrededor de un 6,8 por ciento este año pero a partir de 2016 su tasa comenzará a distanciarse de los niveles propuestos por Xi. El año que viene, la expansión económica se debilitará hasta el 6,3 por ciento y en 2017 llegará a tocar el 6 por ciento. En ningún momento entre 2016 y 2020, no conseguirá alcanzar las nuevas metas propuestas la semana pasada en el XIII Plan a Cinco Años.