No son las caídas las que se han instalado en los mercados, más bien es la volatilidad la que va tocando todos los palos financieros. Una concatenación de factores nos han llevado a hablar de tormentas perfectas en los últimos días, si bien, por primera vez en mucho tiempo, poco o casi nada tienen que ver con los factores externos. El empeoramiento del entorno macroeconómico de Europa es el que más pánico ha sumado, porque no es lo mismo hablar de contracción en la periferia que hacerlo en Alemania.