Templa los ánimos al garantizar que la retirada de estímulos estará sujeta a cambios en función del mercado laboralLa tercera ronda de metadona monetaria que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, inyecta a la economía de Estados Unidos en forma de compra de bonos del Tesoro y activos hipotecarios por valor de 85.000 millones de dólares al mes, no disminuirá su dosis, al menos "en un futuro previsible". Con estas palabras en su comparecencia ayer ante el Comité de Servicios Financieros del Congreso, el guardián del banco central del país consiguió templar los ánimos y convencer a los mercados de que su hoja de ruta para deshacer la política acomodaticia está sujeta a posibles cambios. Bernanke insistió en que "debido a que las compras de activos dependen de la evolución económica y financiera", la Fed no cuenta con un "curso preestablecido" para reducir su tamaño. Dicho esto, parece que el banco central se encamina hacia una posible disminución este año de sus compras mensuales, bien sea en septiembre o en diciembre. Este hecho estaría más que justificado si tenemos en cuenta sus proyecciones. Espera "continuos avances en el mercado laboral" apoyados a su vez "por un crecimiento moderado que cogerá impulso en los próximos trimestres mientras la restricción causada por la política fiscal disminuye", dijo el presidente de la Reserva Federal. Durante sus palabras de ayer, el encargado de orquestar la política monetaria del país hizo encaje de bolillos para agradar tanto a los halcones como a las palomas que revolotean dentro de la Fed. Por un lado, reconoció que la inflación está muy por debajo del objetivo, situado en el 2 por ciento, por lo que su evolución podría influir en la decisión de disminuir los estímulos. Además, indicó que las condiciones financieras se han endurecido debido a la subida de los rendimientos de los bonos, un hecho que si hiciera mella en los consumidores y en la economía real podría provocar que la Fed espere a la hora de deshacer su compra de bonos. Sin embargo, Bernanke aclaró que parte del incremento de los rendimientos es producto de las buenas expectativas sobre la recuperación económica en EEUU. En su discurso, Bernanke hizo hincapié en diferenciar los distintos roles de la flexibilización cuantitativa (compra de bonos y activos) y su política de tasa de interés. Según sus palabras, el objetivo de la compra de bonos es "incrementar el impulso de la economía a corto plazo", mientras que las proyecciones de futuro y las tasas de interés a cero buscan "mantener un alto grado de flexibilidad monetaria". Esta diferencia abre la puerta a una posible reducción de la compra de bonos a finales de este año, puesto que la economía ha cobrado impulso desde el inició del QE3 en septiembre. Al fin y al cabo, la Fed podría seguir afirmando que su política monetaria sigue siendo acomodaticia a ojos de los mercados, debido a que los tipos se mantendrán cercanos a cero por lo menos hasta 2015, según los expertos.