Por si no fuera poco el castigo que aún está recibiendo el sector financiero en el parqué, ahora el epicentro del terremoto subprime amenaza con golpear más aún a las ya maltrechas aseguradoras. Ayer se conoció que la crisis crediticia podría tener un impacto mayor de lo esperado en las cuentas de la aseguradora más grande del mundo, American International Group (AIG), lo que provocó que sus acciones llegaran a desplomarse un 12,15 por ciento, hasta los 44,5 dólares, en el transcurso del día. AIG ha comunicado al regulador de los mercados estadounidenses que PriceWaterHouseCoopers, que estaba realizando una auditoría externa para la compañía, ha detectado debilidades en el informe sobre el valor de su cartera de derivados de crédito vinculados a obligaciones de deuda colateral (activos conocidos como CDO). Por el momento se desconoce la depreciación total que tendrán estos activos de la aseguradora y no se sabrá hasta que ésta publique sus resultados del conjunto de 2007. Sin embargo, esta noticia ha sentado como una nueva tormenta en la ya de por sí empapada renta variable. En España, el Ibex 35 acabó la sesión con una caída de casi un punto portentual, en la que destacó el 3,48 por ciento que perdió Mapfre tras conocerse la mala nueva de AIG. Esta noticia pesó más en las acciones de la compañía española que el anuncio que hizo el viernes de que la junta de accionistas pedirá al consejo permiso para emitir bonos convertibles o no convertibles. Las demás aseguradoras europeas también sufrieron con el desplome de AIG. La gala AXA cayó casi un 2 por ciento, mientras que la germana Allianz se dejó un 2,18 por ciento.