Las cuentas de las compañías pueden aliviar o agravar el desasosiego que se vive en los mercadosmadrid. Después de la brutal semana pasada -en la que el Dow Jones cedió un 4,2 por ciento y el Nasdaq, un terrorífico 6,5 por ciento-, los inversores miran desesperados al horizonte en busca de algo que pueda detener la sangría bajista con la que ha comenzado 2008. El dato de ventas minoristas y las cuentas de algunas grandes empresas estadounidenses pueden aliviar el dolor en bolsa o agravarlo. Aunque con pocas esperanzas, ésa es la verdad: su gran expectativa del arranque del año era el dato de desempleo de EEUU conocido el viernes, que no sólo no frenó el desastre sino que decepcionó gravemente las expectativas e incrementó mucho las posibilidades de una recesión económica. Esta semana hay varios elementos que pueden calmar un poco los ánimos. Por un lado, los centros comerciales anunciarán sus ventas de diciembre el jueves, algo que dará una medida muy certera del impacto de la crisis en el gran motor de la economía norteamericana: el gasto de consumo. Aunque las ventas en la temporada navideña decepcionaron, algunos observadores esperan un buen dato en el conjunto de diciembre por los regalos de última hora y el inicio de las rebajas la semana pasada. Las empresas rinden cuentas Por otro lado, tendremos el inicio de la temporada de resultados del último trimestre y del conjunto del ejercicio 2007, con Alcoa en primer lugar, como ya es tradicional -la metalúrgica publicará sus cuentas mañana-. Sin embargo, las expectativas para la compañía no son demasiado buenas, por la combinación de la caída del precio de los metales básicos y la debilidad del dólar. Para el conjunto del mercado estadounidense, el consenso espera una caída de beneficios del 9,5 por ciento, lo cual significa que los analistas han salido escaldados del tercer trimestre, cuando la realidad destrozó unas ingenuas expectativas de crecimiento. Datos y discursos En tercer lugar, también serán importantes los discursos de varios miembros del Comité de la Reserva Federal (Fed), incluido Ben Bernanke. En ellos, el mercado buscará ávidamente pistas sobre si en la reunión del día 30 de enero se producirá la ansiada rebaja de medio punto en los tipos de interés -en diciembre también se esperaba, pero el presidente de la Fed decepcionó al mercado-. Después del ISM (Índice de Actividades Manufactureras) y el desempleo conocidos la semana pasada, todo el mundo da por hecha una nueva bajada de tipos; la duda es si será de 25 o de 50 puntos básicos. Esta semana no traerá demasiados datos de relevancia. Hoy se conocerá la cifra de viviendas pendientes de venta, el jueves se publicarán los inventarios mayoristas y el viernes los precios de importación, el déficit comercial y el déficit público. Finalmente, los indicadores técnicos señalan una enorme sobreventa tras el desplome, lo que apunta a un rebote en próximos días que puede ser relevante. Pero ahora mismo nadie apuesta porque el rebote tenga continuidad; será en la recaída posterior cuando se libre la batalla decisiva.