Charles Prince, consejero delegado de la entidad desde 2003, podría haber presentado su dimisiónEl Consejo de Administración debatía ayer en una reunión de urgencia si aceptaba la renuncianueva york. La crisis financiera estaba a punto de cobrarse ayer una nueva víctima de primer nivel. A falta de confirmación oficial, el presidente y consejero delegado de Citigoup, Charles Prince, podría tener sus horas contadas en el banco tras haber presentado su dimisión durante el fin de semana, un extremo que no negó ningún portavoz de la mayor entidad de Estados Unidos. De confirmarse, se convertiría en el segundo gran responsable de uno de los principales bancos de inversión de Estados Unidos que se ve obligado a renunciar por los efectos de la crisis, después que Stan O'Neal abandonara la presidencia de Merrill Lynch el pasado 30 de octubre. A última hora de ayer, el Consejo de Administración de Citigroup continuaba reunido de urgencia, supuestamente para ocuparse de la renuncia de Chuck, apelativo con el que se conoce a Prince, y del posible nombramiento de un sustituto. Aún así, ni Leah Johnson ni Christina Pretto, portavoces de Citigroup, confirmaron ni desmintieron los acontecimientos. Al cierre de esta edición todavía se desconocía si el Consejo aceptaba oficialmente la renuncia de Prince o cualquier otro cambio dentro de la entidad.Provisional o permanenteCitando fuentes cercanas a la compañía, el New York Times aseguraba ayer que el consejo aceptaría la dimisión de Prince y nombraría a Robert Rubin, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos -ver apoyo-, como presidente interino mientras se comenzaba la caza de un sustituto definitivo para el que hasta la fecha fue su príncipe invencible. Entre los rumores derivados de esta situación no quedó claro si la entidad bancaria nombraría un consejero delegado en funciones o si, por el contrario, sería un grupo de directivos el encargado de conducir el barco provisionalmente hasta el nombramiento de un nuevo consejero delegado -CEO, en sus siglas en inglés-. Entre los candentes temas que ayer se trataron a puerta cerrada por el Consejo, destacaron los cerca de 6.500 millones de dólares en provisiones para hacer frente a la crisis, que Citigroup hizo públicos durante la presentación de sus resultados trimestrales hace unas semanas. Este salvavidas supuso una caída del 57 por ciento en los beneficios durante dicho trimestre fiscal, algo que cayó como un jarro de agua fría entre los inversores. La principal causa que parece haber impulsado la dimisión de Prince podría ser el inminente anuncio de una nueva oleada de pérdidas y cúmulo de provisiones. Para colmo, parece que la SEC, siglas pertenecientes al órgano que supervisa los mercados bursátiles en Estados Unidos, está revisando alguno de los métodos de contabilidad empleados por Citigroup durante su plan de rescate bancario. Según el diario Wall Street Journal, la SEC analiza con lupa si un total de 80.000 millones de dólares en vehículos estructurados de inversión fueron debidamente contabilizados por la compañía. Sobre esta posibilidad, Christina Pretto aseguró que la investigación es "rutinaria y entra dentro de la normativa de la entidad". Amenazas de muerteEsta inestabilidad ha repercutido seriamente en las acciones del banco. En lo que va de año, su cotización ha descendido un 32,2 por ciento, hasta los 37,73 dólares, su nivel más bajo desde mediados de 2003. De hecho, desde que Prince tomó las riendas de Citigroup en octubre de 2003, los títulos han caído un 17 por ciento. La puntilla a esta decepcionante marcha se vivió la semana pasada, en la que las acciones se hundieron un 11,5 por ciento. Pero, casi más que estos descensos, lo más doloroso fue comprobar el ambiente negativo que rodea a los títulos del banco. Tanto CIBC como Morgan Stanley recomendaron a los inversores que vendieran las acciones de Citi, mientras que la analista de Credit Suisse, Susan Roth Katzke, redujo su calificación de comprar a mantener. En este sentido, Meredith Whitney, la analista de CIBC que auguró que Citigroup podría tener que vender activos para salir de la situación, ha declarado este fin de semana que ha recibido amenazas de muerte por su informe. "La gente tiene miedo de ser negativa, especialmente cuando se trata de una empresa tan grande", reconoció el sábado al rotativo británico The Times. "Los clientes no están de acuerdo con mi recomendación y he recibido muchas amenazas de muerte", admitió al mismo tiempo, para añadir: "Pero era lo más correcto que podía haber hecho en mi carrera".