El BCE, que dejó ayer los intereses en el 4%, pide a la clase política "disciplina verbal" sobre el euroTras la decisión, las compras tomaron el mercado de bonos; las bolsas 'prefirieron' esperar a la Fedmadrid. El Banco Central Europeo (BCE) rezuma impotencia por los cuatro costados. Actualmente, es un quiero y no puedo. En su fuero interno desearía subir más los tipos de interés. Pero las circunstancias financieras se lo impiden. Preferiría ser más concreto en sus mensajes e intenciones. Pero de nuevo se da de bruces con la incertidumbre reinante, que le seca la lengua y le ata las manos. Este cúmulo de sensaciones quedó patente en la reunión que celebró ayer en Viena (Austria). En primer lugar, el BCE actuó según lo previsto y mantuvo los intereses de la zona euro en el 4 por ciento, nivel en el que están desde junio. Y después, ya por mediación de su presidente, hizo lo que buenamente pudo. Una frase resumió la posición de la institución. "Dada la volatilidad de los mercados financieros y la revaluación de los riesgos vista en las últimas semanas, este comunicado está rodeado por una creciente incertidumbre", expuso Trichet antes de añadir que aún necesitan más información para valorar la situación actual.Todo lo demás se atuvo a esta declaración de intenciones, por mucho que el banquero galo tratara de sostener la bandera de la lucha contra la inflación. No en vano, su primer mensaje consistió en reiterar que "la perspectiva sobre la estabilidad de precios a medio plazo está sujeta a riesgos alcistas". Sin embargo, dentro de la inestabilidad actual esta afirmación suena a frase hecha. A exigencias del guión de un organismo que, como es el caso el BCE, tiene como meta garantizar la estabilidad de los precios. Ya no es "acomodativa"Si el BCE aún mira con recelo a la inflación, se debe en gran medida al petróleo. Durante septiembre, el crudo llegó a superar los 80 dólares por barril por primera vez en su historia, y este hito provocó que la inflación repuntara durante el mes pasado del 1,7 al 2,1 por ciento en la zona euro, según los datos provisionales. Es decir, ligeramente por encima del objetivo de la institución de mantener los precios por debajo pero cerca del 2 por ciento. Pero ni siquiera el BCE puede vivir sólo de la inflación. Y la crisis ha obligado a Trichet a recular. Desde ayer, la institución ya no considera que la política monetaria sea "acomodativa", un calificativo que venía empleando desde que comenzó a subir los tipos en 2005. Con ese término, venía a decir que los intereses aún no eran lo suficientemente altos como para contener las presiones alcistas sobre los precios. Ahora ha sustituido esta idea por otra: "Nuestra política monetaria está preparada para contener los riesgos alcistas sobre la estabilidad de los precios". Un matiz pequeño en la forma, pero importante en el fondo porque deja entrever que el BCE está reduciendo sus ansias por subir los tipos. "Es un cambio significativo, que le permite presentar un tono más neutral", admite José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "El BCE tiene ganas de seguir elevando los tipos, pero no puede hacerlo en este momento. Por eso no tenía sentido insistir en que la política era acomodativa", asegura David Cano, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). "El BCE dio ayer otro pequeño paso hacia la neutralidad al no afirmar que la política es acomodativa", señalan los expertos de Citi. El viraje emprendido por la entidad responde al riesgo de que la crisis crediticia, que afecta sobre todo al sector financiero, se propague a toda la economía. Aunque por el momento Trichet quiso mostrarse optimista, ya que aseguró que "los fundamentales de la economía de la zona euro apoyan una perspectiva favorable a medio plazo sobre la actividad de la región", también reconoció que "los riesgos sobre las expectativas de crecimiento son bajistas". De hecho, apuntó que la inestabilidad financiera afectó a la confianza de los consumidores y empresarios europeos en septiembre -ver página 32-. Esta realidad dificulta que el BCE reanude el incremento de los tipos en los próximos meses. "El ciclo de subidas de tipos podría haber concluido y que se mantendrán en el 4 por ciento hasta finales de 2007", pronostica Ibersecurities.Reacción contenida Sobre la situación por la que atraviesan los mercados, Trichet aseguró que el BCE "seguirá prestando una gran atención" a todo cuanto ocurra en ellos. Es decir, justo lo contrario de la poca atención que prestaron los inversores al comunicado de la institución. En las bolsas, la respuesta fue tibia. Y no es de extrañar, ya que la atención de los parqués está más centrada en la Reserva Federal (Fed), que a finales de octubre podría volver a bajar los tipos en EEUU. Mientras tanto, el índice español Ibex 35 cedió ayer un 0,45 por ciento, hasta los 14.718 puntos. El euro tampoco varió mucho su posición. Subió levemente hasta los 1,413 dólares. Como es costumbre, Trichet no entró a valorar la fortaleza de la divisa, y se limitó a decir que "la excesiva volatilidad en los tipos de cambio es muy contraproducente". Eso sí, exigió "disciplina verbal" a los políticos europeos para que no hablen a la ligera sobre la divisa. Más intensa fue la reacción en la deuda pública. Los inversores se lanzaron a comprar bonos, con el consiguiente descenso de las rentabilidades, que bajan cuando el precio sube. Así, el rendimiento del bono español a diez años pasó del 4,43 al 4,37 por ciento. Este hecho es un buen presagio para el euribor a 12 meses, la principal referencia hipotecaria, que hoy podría situarse por debajo del 4,7 por ciento.