La opa, subordinada al pago en acciones, se devalúa un 10 por ciento en tan sólo un mesmadrid. Ya lo tenía complicado Barclays el pasado 23 de julio cuando presentó su opa definitiva sobre ABN Amro: ofrecía 67.500 millones de euros por el banco holandés, con un 36,7 por ciento en efectivo, frente a la propuesta del Santander y sus socios, que alcanzaba los 71.100 y un pago en cash del 93 por ciento. Si en aquel momento partía con una cierta desventaja, su gran esperanza -que el mercado diluyera en poco más de dos meses la diferencia entre ambas ofertas- ha chocado de lleno contra el muro de las hipotecas de alto riesgo.De esta manera, desde el día posterior al anuncio de la proposición de compra hasta ayer, los títulos de Barclays han perdido un 14,2 por ciento, lo que a su vez ha provocado una devaluación de la opa cercana al 10 por ciento. Es decir, que en números redondos la oferta de Barclays por ABN Amro ha pasado en tan sólo un mes de 67.500 millones de euros a ni siquiera alcanzar los 61.000 millones. Como consecuencia, a día de hoy, se mantiene un brecha superior a los 10.000 millones de euros entre la propuesta de la entidad inglesa y la que respalda el consorcio formado por Fortis, Royal Bank of Scotland y el banco que preside Emilio Botín.Como quiera que todo puede ser, y que si hay algo imprevisible es el comportamiento de los mercados y los inversores, es preciso dejar una puerta abierta al milagro para Barclays. En este sentido, se le abren dos posibilidades: o bien se produce un espectacular vuelco de sus títulos antes del 4 de octubre -fecha límite para que los accionistas de ABN Amro acudan a la opa- o que, contra toda lógica, los poseedores de acciones del holandés se decanten por vender a un precio menor a Barclays, lo que sería un hecho realmente insólito. Obviamente, la primera opción se posiciona como más factible, pero para ello necesitaría una revalorización cercana al 28 por ciento.Además, ayer se conoció que Barcalys solicitó y obtuvo el martes 314 millones de libras (461 millones de euros) a través de una línea de crédito permanente que mantiene el Banco de Inglaterra, según publicó ayer The Wall Street Journal. Según el rotativo, que cita fuentes cercanas a la entidad, es una operación bastante común. Sin embargo, expertos financieros consultados por elEconomista ponen en duda que este movimiento se deba a una cuestión operativa o que resulte cotidiano realizarlo. Teniendo en cuenta la capacidad financiera de Barclays y, sobre todo, el hecho de que el banco inglés es fundamentalmente prestamista queda desbaratada, al menos de forma parcial, la tesis que le exime. Sin poner en tela de juicio la liquidez de la entidad, fuera de toda duda a día de hoy, la operación realizada el martes puede responder a que Barclays esté desarrollando una estrategia financiera errónea.