MADRID. En la búsqueda de la confianza destruida por las fuertes pérdidas en algunos fondos, Goldman Sachs dio un valiente paso al frente: pasará de las palabras a los hechos con una inversión de 2.000 millones de dólares en su Global Equity Fund. Este hedge fund -fondos de inversión sofisticados que se suelen endeudar para aumentar las ganancias- cuya rentabilidad había retrocedido un 28 por ciento en lo que va de mes y su patrimonio bajo gestión había caído de los 3.600 a los 1.400 millones de dólares. El movimiento de Goldman representa un salto cualitativo, ya que hasta ahora los bancos y gestoras con problemas en sus fondos se habían limitado a pedir la confianza de los inversores de boquilla, prometiéndoles que en el futuro todo será mejor. El banco, además, ha conseguido sumar adeptos para esta idealista causa de recuperación de la confianza. Un selecto grupo de inversores privados, entre los que se encuentran Maurice Greenberg, ex presidente del gigante asegurador American International Group, o el multimillonario Eli Broad.Goldman Sachs también está sufriendo problemas en otro de sus fondos bandera, el Global Alpha, que pierde un 27 por ciento en lo que va de año, pero en el que de momento no está invirtiendo.