Madrid. Bolsa, divisas, materias primas... los mercados financieros están comenzando a hacer aguas por todos los lados. A los inversores les faltan ojos para seguir los números rojos en sus pantallas, una sensación que alimenta el desánimo y una actitud conservadora. Hasta el último bastión, Wall Street, se está contagiando del clima de incertidumbre y desconfianza que se respira en la zona euro. Ayer, de hecho, fue el parqué neoyorquino el que propagó su debilidad a las bolsas europeas y las materias primas, en un efecto dominó cada vez más preocupante. La jornada marchó mal desde el principio en Estados Unidos por culpa de las estadísticas económicas. Tanto las peticiones de subsidios de desempleo como el índice de indicadores líderes, dos termómetros para medir la temperatura de la recuperación en la primera economía mundial, defraudaron. Las primeras crecieron hasta las 471.000, por encima de las 440.000 previstas, mientras que el segundo cayó una décima en abril, su primer retroceso desde marzo de 2009. Ambas decepciones precipitaron unas pérdidas notables. Los principales indicadores de EEUU cerraron rozando mínimos de intradía. Así, el Dow Jones se despidió en los 10.068,01 puntos, al caer un 3,61 por ciento y el S&P se dejó un 3,9 por ciento, hasta los 1.071,59 puntos. Estas caídas tenían mucha miga detrás. Primero, provocaban que los índices estadounidenses pasaran a estar en números rojos en 2010. Y para seguir, y más importante, les situaban ante soportes técnicos relevantes. En el S&P 500, entregaba el de los 1.100 puntos y se enfrentaba al de los 1.055 puntos. "La tendencia de fondo sigue siendo alcista mientras no se pierda ese nivel. Si lo hace, cambiaríamos nuestra opinión", afirma Carlos Doblado, analista técnico de Bolságora. Una pieza tras otra Las ventas de Wall Street se extendieron al resto de parqués y activos. En el Ibex 35, que por la mañana llegó a subir un 2 por ciento, el sentimiento proveniente de EEUU provocó unas pérdidas finales del 1,13 por ciento, hasta los 9.270,5 puntos. Por el momento, eso sí, se mantiene por encima de los soportes claves, que se sitúan en el los 9.140 puntos y, en caso de cierre semanal, en los 8.925 puntos. En otros indicadores europeos, el Dax alemán y el Cac 40 francés cedieron más de un 2 por ciento. Aún más intenso fue el retrocesos del petróleo. El barril Brent, de referencia en Europa, se dejó un 3,6 por ciento, hasta los 71 dólares, su precio más bajo desde febrero. El lado alcista correspondió a los bonos estadounidenses, cuyo rendimiento se situó en mínimos del año al bajar al 3,23 por ciento y al euro, que se apreció un 0,8 por ciento, hasta los 1,251 dólares.