Después de haber tocado los 122 contra el dólar en vísperas de la reunión del G7, la divisa japonesa cerró la semana en 119,4. Esta subida hace dudar al mercado de la dirección de la divisa pero no es suficiente para hablar de un cambio de tendencia. Es difícil imaginar un alza creíble del yen sin que se cumplan tres condiciones: una mayor confianza de la economía, un cambio en las expectativas de subida de tipos de Estados Unidos y un cambio de actitud del banco central japonés. Las dos primeras van por buen camino pero la tercera está por demostrar. La prueba de fuego llegará mañana y pasado con la reunión del consejo monetario del Banco de Japón. Dejar los tipos sin cambios sería un golpe fatal para la credibilidad del banco central y la divisa podría caer hacia los 125-130 yenes por dólar. Sin embargo, es probable que el banco tenga un gesto conciliador e incremente los tipos en un cuarto de punto para desactivar las fuerzas bajistas. El yen debería sacar cierto respiro e instalarse quizás en un mercado lateral entre las 115 y los 120 unidades contra el dólar. No obstante hablar de un cambio de tendencia será demasiado prematuro mientras el mercado no se convenza de que las autoridades monetarias desean de verdad que el yen se aprecie y de que disponen del espacio político para incrementar los tipos con agresividad. No está nada claro y dudamos que el Banco quiera endosar el riesgo de una apreciación abrupta de la divisa por el cierre masivo de las posiciones apalancadas abiertas contra el yen.