madrid. Fruncir el ceño. Ésa podría ser la primera reacción de un inversor español a la vista de la escasa oferta de fondos cotizados que están registrados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Tenemos exáctamente cinco, aunque sea probable que haya el doble dentro de pocos meses. elEconomista suministra a diario los valores liquidativos de todos ellos: tres están dedicados al Ibex 35 y dos al Eurostoxx 50. Pero cuidado. Se trata sólo de la punta del iceberg con respecto a las posibilidades de contratación. No nos cansaremos de repetir que un fondo cotizado no es más que una acción. Los ETFs cotizan en Madrid, París, Londres o Nueva York, al igual que Santander, Total, Vodafone o Coca Cola. Basta conocer el código de bolsa para comprar o vender a través de cualquier broker español que da acceso al Euronext, Londres o Wall Street. Ésta es la teoría porque, excepción hecha de Renta4, que fue pionero en estos productos, pocos intermediarios financieros están dispuestos a facilitar el acceso al producto. ¿Por qué? Es fácil entender que entre vender un ETF dotado de una comisión de intermediación de un 0,3-0,6 por ciento y un fondo con una comisión de gestión del 1 por ciento o más, su gestora preferirá vender un fondo y ningunear las posibilidades de los ETF. Por lo tanto, el inversor se verá en una situación frustrante al querer comprar un producto de cuyas características poca gente le quiere informar.