Seguimos con presión en los bonos pese a rebotar el viernes. Tanto en Estados Unidos como en Europa, el sentimiento bajista se nutre de las incertidumbres que giran en torno a los tipos a corto plazo. Wall Street no parece tomarse ahora en serio un recorte de la tasa de la Reserva federal antes de junio. En Europa, los últimos datos de masa monetaria han añadido leña al fuego y aumentan las probabilidades de que el BCE suba los tipos en febrero. Pero aún más problemático, no se pueden excluir subidas adicionales como consecuencia del cóctel integrado por una liquidez galopante y una inflación con todo a punto para romper en febrero la meta del BCE. No debe extrañar el hecho de que las dudas del mercado hayan catapultado los rendimientos de la zona euro cerca del máximo de 2006 - 4,1 por ciento- y rumbo al 5 por ciento en EEUU. Es probable que ahí transcurra la lucha entre alcistas y bajistas y que el resultado marque la tendencia a medio plazo. En Europa, de batirse el 4,1 por ciento de forma sostenida, se confirmaría una gran figura de vuelta en cabeza y hombros invertidos preocupante para la tendencia. ¿Suena demasiado pesimista? Pues, veremos si los alcistas se manifiestan con fuerza para salvar el año. Pero cabe recordar que más allá de los parámetros técnicos, lo que está en juego es una reconstrucción de las curvas de tipos tras la excepción de 2006. Algo altamente probable si la renta fija global se mueve en 2007 más fuerte que lo previsto, con una inflación que tiene todo para mantenerse en niveles poco confortables para los bancos centrales.