El presidente de CIE Automotive, Antón Pradera, no tiene reparos en decir que van bien de capital y, por tanto, descartan formular ampliación alguna, como tenían previsto realizar en junio pasado.Esta fortaleza financiera se ha debido a la desinversión de CIE en su división de producción de acero. Gracias a la venta de GSB a la brasileña Gerdau, ingresaron 122,5 millones de euros, recursos que han posibilitado financiar compras por un valor conjunto de 125 millones de euros sin tener que acudir al mercado ni a financiación externa. Y es que este mes de enero CIE Automotive ha ido de compras y ha incorporado en su actividad de componentes de automoción dos nuevas filiales en México, una en Brasil y otra en España. A lo que no renuncia CIE Automotive es a desear una mayor liquidez de su valor en bolsa, sin que por el momento quieran desvelar cómo promoverán tal objetivo, ni qué porcentaje del capital estaría dispuesto a sacar al mercado su principal accionista, Inssec, que controla el 67,7 por ciento, para favorecer tal aspiración. En ocasiones anteriores, los responsables de CIE apuntaban a que un nivel aceptable de free float -acciones líquidas en cotización- debiera rondar el 35 por ciento del capital, cuando en estos momentos se limita al 14,8 por ciento.Los otros accionistas cualificados del grupo son actualmente los fondos QMC, Advalia y Carisa, que en conjunto controlan un 17,5 por ciento del capital, grupos con los que los gestores de CIE mantienen excelentes relaciones. Sin embargo, no descartan que estos inversores institucionales pudieran poner en rotación sus carteras.