Estaba cantado: en cuanto la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, anticipara que iba a dejar de subir los tipos de interés, el dólar debía caer. Durante 2005, el proceso alcista de los intereses fue el principal aliado de la moneda norteamericana. Si ésta logró ganar el año pasado un 12,6 por ciento frente al euro o un 14,7 por ciento con respecto al yen japonés, por citar los principales ejemplos, se debió a que el incremento del precio del dinero actuó como escudo protector y dejó en un segundo plano el déficit comercial estadounidense, un desequilibrio cuyo reajuste pasa, en parte, por un debilitamiento del dólar. Ahora, sin embargo, la Fed puede anunciar -es posible que lo haga mañana- que se va a tomar un respiro a la hora de aumentar los tipos. Si esto se confirma, el panorama se invierte. El déficit exterior vuelve a primera línea, por lo que el dólar lo tiene todo en contra. ¡Hasta el G-7, el grupo de los países más desarrollados del mundo, ha declarado oficialmente que la moneda norteamericana debe perder valor si Estados Unidos quiere corregir su desequilibrio comercial! Además, otras regiones, como la zona euro o Japón, van a subir los tipos en los próximos meses, una realidad que apoyará a sus respectivas divisas. Esta acumulación de elementos ha provocado que el mercado se haya cebado con el dólar: desde finales de febrero, ha caído un 6,8 por ciento frente al franco suizo; un 6,6 por ciento frente al euro; y un 3,7 por ciento frente al yen. El castigo ha sido tan considerable que cabe preguntarse si no ha sido excesivo. Primero, porque es cierto que la Fed puede espaciar la subida de los tipos, pero nunca ha dicho que el proceso alcista de los intereses se acaba ya, lo que significa que aún puede haber más repuntes en el futuro; segundo, porque, pese a ese parón, los tipos estadounidenses seguirán siendo bastante más altos que los de la zona euro y Japón; y tercero, porque el propio fortalecimiento del euro servirá como freno al BCE a la hora de subir los tipos: cuanto más fuerte esté el euro, menos aumentarán los intereses en la región. A las firmas de inversión también les ha sorprendido la magnitud de la caída. Según recoge la agencia Bloomberg, sólo siete de las veintiocho firmas de las que poseen datos veían al euro por encima de los 1,26 dólares en el segundo trimestre de este año, cuando ayer llegó a cotizar a 1,2787. El dólar debe bajar, pero el ritmo al que lo está haciendo no arregla nada; sólo lo complica todo aún más.