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Juncker, deslumbrado por el foco de las elecciones europeas



    Por Jan Strupczewski

    OPORTO Portugal (Reuters) - Mientras estaba sobre un escenario ante una multitud de 1.000 seguidores aplaudiendo el fin de semana pasado, una mirada de incomodidad cruzó la cara de Jean-Claude Juncker, ex primer ministro de Luxemburgo y ahora candidato al máximo cargo en Europa.

    Acostumbrado a los trajes grises sobrios y a las negociaciones en privado, el hombre de pelo gris de 59 años, parecía bastante inseguro sobre cómo responder a los cánticos de la multitud portuguesa. Entonces, como un político consumado, encontró su caminó.

    "¡Por-tu-gal! ¡Por-tu-gal!", se unió al canto, alzando sus manos sobre su cabeza con los puños cerrados.

    Una vez fue capturado ese momento, fue guiado fuera del escenario hasta el jet privado que le esperaba, para llevarlo desde Lisboa a la próxima parada del recorrido de dos meses por 18 países de la UE antes de las elecciones al Parlamento Europeo, que acaban el domingo.

    Como máximo candidato del Partido Popular Europeo (PPE), el principal movimiento político de centroderecha de Europa, Juncker se encuentra en una buena posición para convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea, si el PPE gana al centroizquierda.

    No es un caso claro: aún necesitaría ser nominado por los líderes de la UE y confirmado por el Parlamento. Pero por primera vez, Europa está personalizando la campaña para la presidencia de la Comisión, y Jucker lidera su bloque.

    Para un hombre que ha pasado la mayor parte de su vida en el opaco mundo de la política de Luxemburgo, incluidos 19 años como primer ministro, verse empujado a formar parte de una campaña para las elecciones paneuropeas que de alguna manera comparte estilo con la política de EEUU es algo desconocido.

    Habiéndose sentado en reuniones interminables a puerta cerrada durante la crisis de deuda de la eurozona - una vez dijo que gente en su posición a veces tenía que mentir y que prefería los "debates oscuros y secretos" -, la campaña en Portugal y Grecia no es el territorio natural de Juncker.

    Fumador de cigarros Ducal, Jucker no intenta esconder sus hábitos, que incluyen disfrutar de un vaso de vino durante el almuerzo y de un 'gintonic' al final del día.

    Después de cuatro décadas en política, no se inmuta y casi desprecia la atención de los medios, con una tendencia a bromear con la formalidad, como la vez en la que se puso a acariciar un micrófono acolchado de una televisión como si fuera una mascota.

    CONSTRUCTOR DE PUENTES

    La pregunta es si Juncker, que se sentó en las reuniones de los ministros de finanzas de la eurozona durante la crisis y estuvo involucrado en los dolorosos rescates de Grecia, Portugal e Irlanda, puede conseguir apoyo entre los desilusionados votantes de toda Europa.

    Y si pudiese, cabe preguntarse si los líderes de la UE, que compartieron habitación con él durante las reuniones de crisis hasta que se retiró el año pasado, creen que es la persona correcta para liderar el trabajo de la Comisión durante los próximos cinco años.

    Interesado en reconstruir puentes con la "periferia" del sur después de años de agitación, durante los cuales se barajó la posibilidad de que Grecia abandonase la moneda única y que la región se derrumbase, Juncker dijo que no había tiempo para divisiones de blanco y negro en Europa.

    "Simplemente no es verdad que los virtuosos están en el norte y que los pecadores y perdedores están en el sur", dijo, añadiendo que a él no le gustan los términos de "vieja" y "nueva" Europa.

    Hablante fluido de alemán, francés e inglés al igual que de su nativo luxemburgués, Juncker es en muchos aspectos un político europeo consumado de la vieja escuela, dirigiendo y negociando en salas de reuniones para alcanzar compromisos.

    En ese aspecto, parece poco probable que sea alguien que inspire a la generación más joven y cambie como se hacen negocios en Bruselas.

    Aún así, pocos entienden tan bien como Juncker cómo funciona la maquinaria de la UE y qué se necesita para alcanzar un acuerdo.

    "Desde mi juventud, tenía una cierta idea de Europa, inspirada por las experiencias de la generación de mi padre y por las cosas importantes que experimenté yo mismo", dijo a Reuters durante la campaña.

    Su padre, un trabajador del acero, fue uno de los 10.000 luxemburgueses arrastrados al ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Juncker, como su país, es de alguna manera una conexión entre Francia y Alemania, las dos naciones que dirigen la política europea y sobre cuyo antagonismo fue formada la Unión Europea.

    Habiendo estado en la mesa durante la toma de cada una de las grandes decisiones de las dos últimas décadas, Juncker apuesta por que su conocimiento institucional le hará indispensable cuando los líderes decidan a quién nominar como presidente de la Comisión.