El repunte del opositor Solís deja las elecciones de Costa Rica en empate
En medio del descontento de muchos costarricenses por escándalos de corrupción que han salpicado al Gobierno, el socialdemócrata Araya vio caer su ventaja inicial hasta ser superado por Solís del partido Acción Ciudadana.
Con un rápido repunte, Solís lograba un 30,59 por ciento del voto contra el 29,83 de Araya, que había arrancado como el favorito. Con el 69 por ciento de las mesas contabilizadas, el izquierdista José María Villalta estaba en tercer lugar al lograr 17,19 por ciento de los sufragios.
Si ninguno de los candidatos obtiene más del 40 por ciento de los votos, los dos primeros deben medirse en una segunda vuelta el 6 de abril. Las alianzas van a ser clave para orientar el caudal de votos.
Aunque ninguno de los candidatos ha hablado de posibilidades de alianzas, Araya ha cargado duro contra Villalta. Si se confirman los resultados, Villalta deberá decidir por quién pide que voten sus seguidores.
Ninguna encuesta pronosticaba que Solís, un académico de 55 años que trabajó como diplomático, llegara a encabezar la carrera por la presidencia.
Sus promesas de generar empleo, apoyar a la industria e impulsar una "economía social" lo llevaron a superar a su contrincante de Liberación Nacional, un partido que llegó a encabezar antes de denunciarlo por corrupción y abandonar sus filas.
"De costa a costa, la ola que se levantaba se ha convertido en un gran tsunami que ha arrasado la política tradicional para siempre", dijo Solís en un discurso, agradeciendo la "valentía" de los electores. "Gobernaremos Costa Rica y lo haremos con sensatez".
Araya, un socialdemócrata de 56 años, construyó su campaña en torno a las promesas de reducir la pobreza. Y se distanció del Gobierno de su copartidaria, la presidenta Laura Chinchilla, que ha sido manchado por algunos escándalos.
"Nosotros somos el camino seguro, el camino responsable para mantener la estabilidad política, económica y social de Costa Rica", dijo el domingo por la noche el político que fue alcalde de San José durante 22 años, después de que se conociera el empate entre los candidatos.
Araya ha prometido enfrentar el déficit limitando los beneficios salariales del sector público, aplicando un impuesto a las plusvalías y otro al valor añadido.
El oficialista buscó pintar de radicales a sus adversarios que podían poner en riesgo al país exportador de café, que tiene la segunda mayor economía de la región.
Pero su mensaje no calaba lo suficientemente hondo.
Sea quien sea el ganador, tendrá que afrntar una creciente deuda pública que supera la mitad del Producto Interior Bruto (PIB). Los altos salarios en el sector público y el gasto obligatorio en educación son una carga pesada en un país con baja recaudación tributaria.
Moody's Investor Service, que mantiene a Costa Rica un escalón por encima del grado especulativo, cambió a negativa su perspectiva para la calificación de la deuda soberana en septiembre justamente por las preocupaciones fiscales.
/Por Alexandra Alper y Zach Dyer/