Napolitano, en el ojo del huracán mientras sigue la parálisis política
Después de las informaciones de que podría dimitir para despejar el camino hacia unas nuevas elecciones, Napolitano prometió seguir en su puesto en el palacio del Quirinale hasta que termine su mandato el 15 de mayo, evitando la amenaza inmediata de más confusión.
Nombró a un grupo de 10 "sabios", entre ellos el ministro de Asuntos Europeos Enzo Moarevo y destacados políticos de los principales bloques de centroizquierda y centroderecha para proponer una serie de medidas urgentes que podrían ser respaldadas por todos los partidos.
Los detalles se anunciarán el martes, pero se espera que incluyan recortes al coste del inflado sistema político y que se sustituya la criticada ley electoral para evitar una repetición de la parálisis en futuras elecciones.
"Sería un desastre volver a unas elecciones sin haber reformado la ley electoral", dijo Valerio Onida, ex presidente del tribunal Constitucional, que es parte del grupo de asesores, al diario La Repubblica.
Con los mercados financieros ya preocupados sobre la inestabilidad en la tercera mayor economía de la eurozona, las perspectivas de una marcha de Napolitano hicieron saltar las alarmas y las iniciativas para salir del 'impase' fueron recibidas con cautela el domingo.
"Fue la decisión adecuada, evitará enviar una señal peligrosa a los mercados y mostrará que las instituciones italianas son sólidas y efectivas", dijo Enrico Letta, vicepresidente del Partido Democrático de centroizquierda, a Reuters.
Sin embargo, había pocas ilusiones sobre que el "grupo de sabios" ofreciera más que una leve esperanza de superar las profundas divisiones que han impedido que los partidos lleguen a un acuerdo.
"La historia política muestra, qué pena, que cuando sea que alguien no quiera decidir algo, ¿qué pasa?. Ponen una bonita comisión", dijo Daniela Santanche, parlamentaria cercana al ex primer ministro Silvio Berlusconi, a La Stampa.
Señaló que no había alternativa a la demanda de Berlusconi de compartir el poder en una coalición con la formación de centroizquierda liderada por Pier Luigi Bersani, que repetidamente ha dicho que no puede negociar con el multimillonario implicado en varios escándalos.
"De otra forma, vamos a elecciones, que estamos seguros de ganar. No habrá ninguna tercera vía extraña", dijo.
INESTABILIDAD
Napolitano, miembro de un grupo de estudiantes antifascista durante la Segunda Guerra Mundial y ex comunista, se ha ganado el respeto en Europa e Italia por su gestión en 2011 de la crisis de los mercados financieros que hizo caer al último gobierno de Berlusconi.
Los periódicos informaron el domingo de que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, llamó a Napolitano para expresarle su preocupación por si su posible dimisión dejará a Italia sin líder en momentos de creciente tensión en los mercados financieros.
Sin embargo, Napolitano ha reconocido que sólo tiene poder limitado para obligar a los partidos a encontrar una salida a la situación política que dijo estaba "congelada entre posiciones irreconciliables".
Los tres principales partidos del parlamento - el centroizquierda de Bersani, la alianza de centroderecha de Berlusconi y el grupo antisistema de Beppe Grillo Movimiento 5 Estrellas - se han aferrado a las demandas que han impedido que se forme ningún gobierno.
Bersani, que ganó el control de la cámara baja pero no la mayoría en el Senado que le permitiría gobernar, descarta una coalición con Berlusconi, mientras que Grillo rechaza un pacto con los partidos a los que culpa de la crisis social y económica en Italia.
Berlusconi y Grillo han dicho que no respaldarían una repetición de un gobierno tecnócrata liderado por el ex primer ministro Mario Monti, que seguirá en el cargo hasta la llegada de un nuevo gobierno.
El parlamento, profundamente dividido, junto a sus representantes regionales, se enfrentará pronto a la tarea de elegir al sucesor de Napolitano, que tendrá que supervisar el nacimiento de un nuevo gobierno o guiar a Italia a nuevas elecciones.