M. Continuo
Diferentes posiciones chocan en el foro del G-20 en China
Las visiones divergentes, claras desde el comienzo de la reunión del G-20 en China, ponen de relieve las dificultades a las que se enfrenta Sarkozy para cumplir su objetivo de diseñar una reforma del orden monetario mundial para final de año.
"Sin reglas, el sistema monetario internacional y financiero es incapaz de anticipar crisis, burbujas financieras y la expansión de los desequilibrios", dijo Sarkozy en una reunión de ministros de Finanzas, banqueros centrales y destacados académicos.
"Sin reglas ni supervisión, el mundo se arriesga a estar condenado a crisis cada vez más serias y severas", agregó.
Francia preside durante este año el G-20, que reúne a las economías desarrolladas y emergentes que representan cerca del 85 por ciento de la producción global.
Pekín, pese a ser el anfitrión, no ha mostrado demasiado entusiasmo por la iniciativa o por los amplios planes de reforma de Sarkozy.
China teme que el objetivo velado sea obligarla a permitir que el yuan se cotice más libremente y que desmantele los controles de capital más rápido de lo que desea.
"El proceso de reforma será a largo plazo y complejo", dijo el viceprimer ministro chino, Wang Qishan, en sus comentarios iniciales.
SEMINARIO
La reunión en la ciudad oriental de Nanjing ha sido calificada como un encuentro para exponer ideas, no para tomar decisiones.
Con ese espíritu, Sarkozy se preguntó si no era el momento de ampliar el Grupo de siete países más industrializados, que tiene como uno de sus principales propósitos vigilar los mercados globales de monedas.
Un alto cargo alemán que no quiso ser identificado dijo que Berlín también está a favor de que las cuestiones sobre divisas sean abordadas por un grupo más amplio que el G-7, tal vez incorporando a Brasil, Rusia, India, China y México.
Pero el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, puso en tela de juicio si se requiere un esfuerzo internacional para curar los males del sistema monetario global. Según él, la inconsistencia en las políticas cambiarias es el mayor defecto.
Sin nombrar a China, hizo notar que algunos países emergentes ejercen regímenes fuertemente controlados que avivan los riesgos de inflación en sus propias economías, magnificando las presiones de apreciación en otras naciones y generando también llamamientos al proteccionismo.
"Esta asimetría en políticas de tipos cambiarios crea mucha tensión", dijo Geithner. "Este es el problema más importante que hay que resolver hoy en el sistema monetario internacional", agregó.
Pero añadió que la solución no es complicada.
"No se requiere de un nuevo tratado, o una nueva institución. Puede ser alcanzado por acciones nacionales que sigan el trabajo que ya hemos comenzando en el G-20 para promover un crecimiento más equilibrado y abordar los desequilibrios excesivos", añadió.