Negociadores pesqueros euro-marroquíes crean dos grupos de trabajo
Sin embargo, todo parece indicar que esta quinta ronda -que se celebra entre hoy y mañana en la capital- no será la definitiva, toda vez que las reuniones de mañana terminan hacia el mediodía y gran parte de los participantes parten hacia Agadir (sur de Marruecos) para asistir al Salón Internacional de Pesca "Halieutis" que se abre al día siguiente.
De los dos grupos de trabajo creados hoy, uno se ocupará de la parte más técnica del acuerdo -licencias, millas, condiciones de pesca en general- y el otro de la política: contrapartida financiera y concreción sobre "el aprovechamiento para las poblaciones locales" del acuerdo.
Este último punto se refiere a la exigencia del Parlamento Europeo -que tumbó el anterior acuerdo y tiene que aprobar el futuro- de que la población del Sáhara Occidental se vea beneficiada por unos acuerdos en los que el esfuerzo pesquero se hace en gran medida en sus aguas, mientras que Marruecos se niega a hacer una alusión expresa a lo que simplemente considera unas provincias más.
El diario marroquí "L'Economiste" asegura hoy que hay al menos siete países europeos que reclaman pruebas claras de que los saharauis son beneficiarios del acuerdo, y que podrían formar una "minoría de bloqueo" en el Consejo Europeo, ya que el acuerdo al que llegue una ronda negociadora deberá ir primero a esa instancia, y después a la Eurocámara.
El mismo diario, que cita a "una fuente cercana a las negociaciones" (supuestamente marroquí), añade que Marruecos, una vez que se acuerden los términos políticos, podría mostrarse más flexible en los técnicos, es decir, abrir la mano en las posibilidades de pesca.
En los últimos días se ha filtrado que Marruecos quiere que la compensación financiera, que en el anterior acuerdo era de 36,1 millones de euros anuales (más cerca de 2 que aportaban los armadores) suba en total hasta los 40.
Los europeos aceptarán esta subida solo si aumentan considerablemente las posibilidades de pesca, ya que el anterior acuerdo fue tumbado por el Europarlamento precisamente porque se consideraba demasiado caro y subexplotado, además de no garantizar la sostenibilidad de los recursos y no tomar en cuenta a los saharauis.