Materias Primas
Prepare su bolsillo para abonar el alza de las materias primas
Los cereales, el acero, el plástico, el papel... se han encarecido un 50% en un año. El gran problema de los fabricantes es que no siempre pueden trasladar esas subidas al cliente final.
El petróleo, que tantas páginas ha ocupado en los últimos meses, es sólo la punta del iceberg. El oro negro ha sido el gran protagonista: la crisis geopolítica que vive Oriente Medio y el Norte de África y la incertidumbre sobre el suministro han elevado su cotización (que ya venía subiendo desde septiembre) hasta superar los 113 dólares por barril de Brent.
Sin embargo, ésta no es la única cotización que se ha disparado, ni mucho menos. En el último año, los precios globales de las materias primas -incluyendo el crudo- han crecido un 50 por ciento.
El algodón, los cereales, el acero, el cobre, el café, la leche, la pasta de papel, el plástico y hasta el cuero. Ninguna se salva del alza. Muchas de ellas se sitúan ahora cerca de los máximos alcanzados en 2008. La piel de cocodrilo, que se ha revalorizado un 25 por ciento, ya trae de cabeza a las grandes firmas del lujo. Pero son muchas más, miles, las empresas afectadas en todo el mundo.
Los motivos
¿Por qué se han encarecido las materias primas no energéticas? Según el último boletín mensual del Banco Central Europeo (BCE), los desastres climatológicos han tenido mucho que ver, al menos en la producción de bienes agrícolas: "En un contexto de fuerte demanda, las adversas condiciones meteorológicas dieron lugar a una revisión a la baja de las estimaciones de producción en América del Norte y Australia, lo que se tradujo en presiones alcistas sobre los precios del trigo y del maíz".
La cotización de los metales, por su parte, también se ha incrementado en los últimos tres meses, impulsada, en particular, por el cobre.
En cifras agregadas, los precios de las materias primas no energéticas superaban, a finales del pasado mes de febrero, en un 35 por ciento a los de comienzos de 2010. Y también rebasaban en un 3 por ciento a los de comienzos de este año.
Por ahora, y aunque estas alzas han aumentado las presiones inflacionistas en todo el mundo, las tasas de inflación siguen estando contenidas en las economías avanzadas, según el Banco Central Europeo.
Pese a ello, la institución comunitaria también advierte que hay que ir con cautela: "Se ha producido un aumento gradual en el segundo semestre de 2010 y a principios de 2011. En las economías emergentes intensivas en energía, las tasas de inflación se han incrementado notablemente y, en algunos países, han comenzado a observarse presiones de recalentamiento".
El reto: repercutir las alzas
Si los precios de estos materiales suben, las empresas que los utilizan para fabricar sus productos tienen un problema. Hasta ahora lo habían esquivado comprando en China pero, a día de hoy, se ha convertido en una cuestión prioritaria.
Su primera reacción ha sido, evidentemente, vender más caro al cliente final. Michelin, Kraft y Sara Lee, entre muchas otras compañías, ya han anunciado subidas. También lo han hecho cerveceras como la estadounidense Anheuser-Busch (que forma parte del primer grupo mundial, In Bev) y sus rivales, afectadas por las alzas que ha experimentado la cebada. Como consecuencia, las ventas de esta bebida espirituosa ya han empezado a caer.
Éste es precisamente el temor de la mayoría de los fabricantes: que los consumidores dejen de comprar sus productos. No todos pueden permitirse el lujo de subir los precios sin exponerse a un descalabro en su facturación. Su capacidad para hacerlo depende de tres factores, tal y como explica Stéphane Charveriat, socio de la asesoría Bain: "Del peso de los proveedores frente a la distribución, la fuerza de las marcas en cuestión y la sensibilidad de los clientes respecto al precio".
¿Podrán, por ejemplo, los fabricantes de automóviles repercutir la inflación en sus clientes, teniendo en cuenta la brutal competencia entre concesionarios?
"El cliente no lo notará"
Según explica el director de ventas de Skoda, Jürgen Stackman, "el encarecimiento de las materias primas va a resentirse más en nuestros márgenes que en la factura del cliente". Renault calcula que el alza de los materiales le costará 400 millones de euros anuales durante los próximos tres años.
Según un estudio elaborado por HSBC, el acero -que es uno de los materiales más presentes en los automóviles- podría encarecerse este año un 22 por ciento. Los propios proveedores de las acereras ya se lo están poniendo difícil, ya que les han exigido que los contratos que firmen sean semestrales (y no anuales, como ocurría hasta ahora). De este modo, los precios son aún menos previsibles.
El acero resiste el embate
Recientemente, Lakshmi Mittal, presidente del líder mundial del sector, Arcelor Mittal, hacía referencia a esta cuestión y declaraba que repercutiría sobre sus clientes las alzas del mineral de hierro (del que se obtiene el acero). "Hasta 2009, funcionamos con nuestros proveedores con contratos anuales. En 2010, decidieron cambiar el mecanismo de fijación de los precios y pasar a contratos trimestrales".
Al principio no fue fácil: "Durante una fase de transición, los clientes se mostraban desconcertados y nosotros no estábamos seguros de la evolución de ese sistema de precios. Pero esa fase ya ha terminado". Mittal añadió que las negociaciones más tensas fueron las que mantuvo con los fabricantes de automóviles, que no aceptaban los contratos por sólo tres meses.
Y explicó que esperan un 2011 tranquilo porque la demanda seguirá creciendo: "Será mejor que 2010". El año pasado, el grupo obtuvo un beneficio neto de 2.900 millones de dólares, muy por encima de los 157 millones de 2009.
Efectivamente, para algunas industrias las alzas son una buena noticia. Por ejemplo, para las papeleras. Aunque la crisis redujo la capitalización bursátil de los líderes globales del sector a menos de 60 millones de dólares en el primer trimestre de 2009, desde entonces casi han multiplicado esa cifra por tres. El motivo, según los consejeros de la consultora Credit Sights, es "un fuerte repunte de la demanda, exportaciones en aumento y alzas de los precios de todas las calidades de papel". Lo que ha subido es el precio de la pasta de papel. La de calidad NBSK, que es la de referencia, pasó de costar menos de 600 dólares por tonelada (después de haberse devaluado) en 2009 a alcanzar los 980 dólares el año pasado.
Y para 2011 se espera que su precio siga alto, ya que la demanda mundial también lo estará, sobre todo gracias a China, según comenta Paul Antoine Lacour, delegado de la Federación de la Pasta de Papel, que añade: "Se está poniendo en marcha una unidad en ese país, pero el impacto no se va a notar de forma inmediata".
Los datos de las multinacionales del sector no dejan lugar a dudas: se está viviendo una recuperación. La líder en Europa, la finlandesa Stora Enso, anunció recientemente que en 2010 volvió a obtener beneficios, algo que no conseguía desde 2006. En concreto, ganó 769 millones de euros, muy lejos de los 900 millones en rojo que acumuló en 2009. Su volumen de negocio creció un 15 por ciento, hasta los 10.300 millones de euros.
Otra grande del sector, la también finlandesa UPM-Kymmene, multiplicó por tres sus ganancias en 2010, hasta los 561 millones de euros. Y mira tranquila hacia el presente ejercicio, gracias a la creciente demanda de los emergentes y al aumento de los precios. "Los elevaremos, especialmente en el segmento del papel, donde el precio medio deberá crecer cerca de un 6 por ciento en este principio de año, en relación con el último trimestre de 2010", ha explicado su presidente, Jussi Pesonen.
El director de la estadounidense International Paper, John Faraci, comparte su optimismo: "La compañía ha realizado un buen ejercicio en 2010, un año de transición entre la recesión y la reanudación del crecimiento económico. Prevemos consolidar nuestro crecimiento en 2011".
Los que lo tienen complicado
Más difícil lo tienen, por ejemplo, los fabricantes de electrodomésticos, como Whirlpool o Electrolux, que tienen que competir con los baratos productores asiáticos. Pese a ello, estas marcas han anunciado que aumentarán sus precios entre un 8 y un 10 por ciento. La situación se complica también para las industrias de detergente, amenazadas por la dura competencia de las marcas blancas.
Tampoco está contento el sector textil. Desde hace más de un año, el precio del algodón ha subido un 160 por ciento. Por el camino ha tocado el récord de los 227 dólares. De hecho, el precio esta fibra vegetal se elevó hasta sus máximos históricos desde la guerra de Secesión el pasado mes de noviembre. Esto ocurre porque, desde hace cuatro años, no hay suficiente algodón para todos. Tal y como se ha señalado, la escasez de la oferta es la culpable en buena medida del aumento de los precios.
Malas cosechas
Las inundaciones en la India y Pakistán retrasaron las cosechas y mermaron la producción, mientras que Brasil se ha visto duramente afectada por la sequía. Como consecuencia, las reservas han bajado hasta mínimos de catorce años, mientras que el apetito de China por la moda sigue creciendo. Las importaciones de textiles del gigante asiático el pasado enero superaron en un 31 por ciento a las del mismo mes del año anterior. Pero China también es culpable del aumento de los precios porque sus costes de producción están subiendo. Junto a ella, países como Túnez, un gran productor, y otros países del Magreb, están reduciendo su producción debido a la tensa situación política.
Los fabricantes de ropa están preocupados. "En 2011 entramos en lo desconocido", admite Jean-Pierre Mocho, presidente de la federación francesa de prêt-à-porter femenino. Mocho ya ha afirmado que la federación repercutirá las alzas en los clientes, pero la respuesta de éstos es impredecible. ¿Hasta qué punto están los clientes dispuestos a pagar más por comprar ropa, ahora que se han acostumbrado a las prendas low cost? De hecho, los precios de la moda en Francia bajaron un 15 por ciento entre 1999 y 2009. La industria de este país estima que, de subir los precios entre un 10 y 15 por ciento, las ventas caerían hasta en un 10 por ciento.
Los transformadores de plástico también observan el panorama con preocupación. Los precios de sus principales materias primas (polipropileno, polietileno y poliestireno) casi se han duplicado en el breve plazo de dos años. El problema no es nuevo. En 2008, el crecimiento asiático provocó una escasez de materias primas en Europa, lo que provocó una subida en los precios.
El reto al que se enfrenta ahora este sector, como tantos otros, es el de repercutir la subida a los clientes. Es peligroso, ya que la industria plástica ya ha realizado los tradicionales reajustes a principios de año. Fuentes del sector explican que no es posible revisar los precios cada mes, ya que resulta "agotador" y que, además, hace que el cliente "tenga la impresión de que le están timando".