Los forenses creen que la enfermería del Madrid Arena no puede considerarse como tal
Durante su declaración como peritos en la Audiencia de Madrid, ambos han estimado que el lugar donde se atendió a tres de las cinco víctimas que murieron en la avalancha el 1 de noviembre de 2012 carecía de material necesario para tratar emergencias, por lo que no lo consideran como apto para una enfermería.
Según el auto del juez instructor Eduardo Gómez-Palop, el espacio donde se trataron a las pacientes era "un habitáculo no concebido para enfermería, sin ventilación alguna, escasa e insuficiente iluminación y sin agua corriente".
Donat también ha asegurado que "se necesitan al menos tres o cuatro personas para hacer una reanimación cardiopulmonar avanzada (RCP)" y que no es eficiente que lo haga una sola pues es "una maniobra extenuante".
Según la versión del doctor Viñals y de su hijo, ambos hicieron masajes cardíacos a Cristina Arce y Rocío Oña, mientras que un técnico sanitario contratado por Simón padre declaró que él se lo practicó a Katia Esteban, por lo que no había personas suficientes para hacer dichas maniobras.
Los peritos también han manifestado que "para hacer una RCP eficiente se debe monitorizar al paciente" y, según los testigos que han ido declarando en el juicio, ninguna de las víctimas fue monitorizada antes de la llegada del Samur.
Los peritos han rehusado valorar la aptitud de Simón Viñals, de 72 años en el momento de los hechos, para atender a tres chicas en parada cardiorrespiratoria o la atención médica practicada por los doctores debido a la falta de información de lo ocurrido.
"No sabemos si hubo o no una actuación médica previa al Samur pero no hay huellas de que la hubiera", ha aseverado Gómez.
Donat también ha explicado que "en un caso de parada cardiorrespiratoria debe inyectarse la adrenalina por vía intravenosa", pues por vía intramuscular "no tendría efecto".
Se da el caso de que Carlos Viñals reconoció en su declaración como acusado que no pinchó a las chicas en el mejor sitio ya que lo hizo de manera intramuscular al no tener la aguja necesaria.
Además, a lo largo de la vista oral, varios técnicos sanitarios manifestaron que no vieron ampollas de adrenalina en la enfermería y que a ninguna de las chicas se las cogió una vía para introducirla y hacer así eficiente la reanimación cardiopulmonar.
Juan Carlos Gómez ha manifestado que sí que se encontraron marcas de vías en el cuerpo de Rocío Oña pero que es "objetivamente imposible determinar si estas fueron puestas en el hospital donde se la trasladó o no".
El equipo médico que participó en la macrofiesta estuvo compuesto por el doctor Simón Viñals, su hijo y un auxiliar, Cecilio Page, de 81 años, que se había jubilado en 1997, y cuatro técnicos sanitarios contratados.
Hoy también han comparecido los médicos forenses que hicieron la autopsia a Cristina, Katia y Rocío, quienes han corroborado que su muerte fue "violenta y no natural" y que la asfixia que sufrieron no fue un proceso inmediato sino progresivo.