Televisión

Crítica de 'Valle Salvaje', la ambición de un prime time en tira diaria: por qué Sonsoles y Ana Rosa deberían temer la nueva serie de TVE


David Saiz

La estrategia de TVE para sus nuevas tardes pasa por apostar por triple ración de ficción patria: La Moderna, La Promesa y Valle Salvaje, la serie que llega a La 1 este jueves a las 18.30 (preestreno esta noche después de La Revuelta de Broncano). Habrá que ver si hay público y ganas para tanto, pero la potencia con la que llega la nueva serie de la cadena pública debería preocupar a Sonsoles Ónega y Ana Rosa Quintana, porque va a competir contra ellas en hora punta y con unos mimbres bastante suculentos.

Valle Salvaje tiene la ambición de una serie de prime time aplicada a los códigos de una ficción de tira diaria. Las diferencias con otras de su misma cuerda se palpan desde la primera secuencia, con una abrumadora apuesta por decorados hiperrealistas, algunos reales -Granja de San Idelfonso (Segovia), Palacio de Aranjuez (Madrid), Finca de la Granjilla (El Escorial)-y otros que directamente son imponentes paisajes naturales que sacan al espectador de los tradicionales platós y llenan la pantalla de una luminosidad poco habitual en los seriales de tarde. En definitiva, hay dinero y el espectador ve que no está rodeado de cartón piedra.

Pero vayamos a la trama, que es lo que importa en una ficción diaria que tiene como objetivo atrapar a la audiencia con sus dramas y giros imposibles que en televisión siempre deben ser verosímiles para resultar efectivos. El primer capítulo de Valle Salvaje, que nosotros ya hemos podido ver, es un perfecto ejemplo de lo que tiene que ser un piloto. En una hora, al espectador le queda claro quién es quién en una maraña de personajes que, a priori, hubiera parecido imposible de desbrozar. La serie está ambientada en 1763, cuando Adriana Salcedo de la Cruz tiene que dejar la Villa de Madrid y a viajar al norte de España para cumplir con su compromiso de matrimonio. En el impresionante enclave de Valle Salvaje, se encontrará con su prometido, al que no conoce, y deberá alojarse en casa de su tía, Victoria (atención a la actriz Sabela Arán).

Quien vea esos 60 minutos sabrá qué personajes son buenos (hasta que se demuestre lo contrario) cuáles son malos (supuestamente), quiénes están aliados, los que ya están enfrentados, quiénes se desean o los que ya lo hacen en secreto. Y todo esto adornado con los ingredientes clásicos del género: un amor imposible, una boda a la fuerza, traiciones, envidias, venganza y varios plot twist en un mismo capítulo. En definitiva, si un primer capítulo -tiene 120, como nos explicó Ramón Campos, el productor de la serie- acaba generando filias y fobias al espectador y provoca que desee que el amor triunfe entre dos que se acaban de conocer, quiere decir que hay material para rato.

Los creadores de 'La Promesa' están detrás de 'Valle Salvaje'

Hay otro acierto en Valle Salvaje. Como ya pasó en La Promesa, la serie apuesta por unos actores principales que de partida son bastante desconocidos -Rocío Suárez de Puga, Marco Pernas- y eso juega a favor en una serie que en la que debe primar la historia y no el tirón de unos intérpretes de renombre. Manuela Velasco y José Manuel Seda son los más populares. La serie, que gracias a un acuerdo con Netflix se emitirá en todos sus mercados de habla hispana a la vez que en TVE, lleva el sello de Bambú y tiene detrás la garantía de dos nombres clave de nuestra ficción: la idea es de Josep Cister, creador de La Promesa, y Miguel Conde (La Promesa, Dos vidas...) está al frente de una brillante dirección.