Televisión

Entrevista con Susanna Griso: "El rey es una persona importante que he tenido ocasión de tratar"

Foto: Ana Morales y David García

Esperanza Ortiz

Después de 18 años al frente de Espejo Público y tras dar por terminada una nueva temporada, Susanna Griso habla para Informalia desde su refugio madrileño y hace balance de la evolución del formato. Ha sido la primera temporada sin Ana Rosa Quintana en las mañanas de Telecinco. También la primera con Alberto Díaz, director del extinto Sálvame, dirigiendo la batuta de la segunda parte del programa (Más Espejo) con un corazón "más gamberro".

Con Antena 3 liderando las mañanas, la presentadora celebra las audiencias y nos aclara: "Lo que yo he disfrutado de esta temporada no es la ausencia de Ana Rosa ni mucho menos. Nosotros le hemos dado al formato un giro que necesitaba después de tantísimos años".

Sobre la llegada de Díaz, la comunicadora catalana reconoce que llegó a estar "un poco a la expectativa" pero que gracias a la "conexión" que tuvo de inmediato con el director se dio cuenta de que "quería hacer un formato muy innovador que no tenía nada que ver con lo que podía haber hecho en el pasado": "Ahora me río mucho porque en el fondo te das cuenta de que todo es muy cómico y todo está muy teatralizado". Sobre las comparaciones que afloraron con Sálvame, dice: "Yo creo que la gente ha visto que nuestro formato es muy distinto a lo que se nos comparaba cuando arrancamos".

De Sonsoles Ónega, que ha cerrado otra temporada en las tardes de Antena 3, también nos habla. Asegura que ella tampoco tenía constancia de su fichaje por Atresmedia: "Es un fichaje que se llevó muy en secreto y, además, se jugó con el efecto sorpresa precisamente para no estropearlo". Sobre si la cadena le ha llegado a ofrecer la tarde, nos reconoce que sí: "En el pasado lo hablamos porque la cadena siempre sabía que era un poco la asignatura pendiente (...) Pero ahora esa franja está perfectamente cubierta por Sonsoles. Además, creo que tenemos perfiles ciertamente parecidos porque ambas venimos del mundo informativo y vamos, la idea es que el formato de Sonsoles Ónega crezca".

En este momento de su vida profesional, reconoce que se siente "mucho más segura haciendo televisión que hace diez años, veinte o treinta": "Ahora se me caen pocos anillos. Estoy un poco a vuelta de todo y eso yo creo que es muy sano para un formato de televisión".

¿En qué momento te encuentras?

En un momento muy dulce en todos los aspectos. Si te dijera cuál es mi año más completo, posiblemente sería este. Está siendo una temporada buenísima. A nivel personal, familiar.... Y en el trabajo me estoy divirtiendo muchísimo. Eso tiene un meritazo porque pronto cumpliré 20 años al frente de Espejo Público y parece mentira que después de tanto tiempo siga encontrándole tantísimo atractivo a mi trabajo, a mi programa. Hasta el punto de que mira que madrugo y hay días que duermo mal y poco, pero siempre me despierto con ilusión porque esta temporada ha sido una experiencia buenísima. No solo por la parte informativa, que ahí somos líderes y normalmente en la parte de actualidad lo hemos sido; sino en la parte de entretenimiento. Estoy aprendiendo muchísimo de televisión y eso me encanta que a estas alturas pueda decirlo.

Foto: Ana Morales y David García

¿Te ha costado adaptarte a los cambios de Más Espejo?

No, la verdad es que no. Tenía ganas. Primero de un cambio al formato. Hay una primera parte de dos horas que son muy cafeteras, muy de información pura y dura y de actualidad, que es lo mío porque al final yo vengo de informativos - primero radio y luego televisión - y siempre he hecho esto y siempre he querido hacer esto. Pero un poco la asignatura pendiente era la segunda parte del programa, donde nosotros hasta ahora hacíamos algo muy informativo. Y esta temporada hemos intentado darle un giro y apostar más por el entretenimiento. Y ahí puedo decirte que los datos nos avalan pero es que además yo me divierto mucho porque ahí me convierto un poco más en telespectadora y entro a jugar. Es una parte del programa que se elabora mientras yo estoy presentando ya, mientras estoy en el directo. Y eso hace que mis propios compañeros jueguen a sorprenderme.

¿Tenías miedo a la llegada de Alberto Díaz o Gema López y que os compararan con Sálvame?

No, porque yo con Alberto tuve desde el primer momento mucha conexión. Me di cuenta que era alguien que sabía muchísimo de televisión y que además quería hacer un formato muy innovador que no tenía nada que ver con lo que podía haber hecho en el pasado. Sí que es cierto que la parte de corazón, al principio, a mí me parecía más agresiva de lo que yo solía hacer en corazón porque nosotros siempre hemos tenido contenidos también sociales, pero ellos son más cañeros. Y ahí yo estaba un poco a la expectativa. Pero ahora me río mucho porque en el fondo te das cuenta que todo es muy cómico y todo está muy teatralizado. Entonces difícilmente alguien se puede molestar.

¿Has superado algún estigma o prejuicio sobre la prensa del corazón?

No, yo personalmente no. Nuestros telespectadores y algunos medios digitales, al principio, con el desembarco de Alberto, hablaban de si el formato se iba a salvamizar. Pero se han dado cuenta de que para nada (...) Yo creo que la gente ha visto que nuestro formato es muy distinto a lo que se nos comparaba cuando arrancamos.

Ahora la guerra está en las tardes con Sonsoles Ónega y Ana Rosa Quintana. Ana Rosa comentó recientemente que se hubiera quedado en las mañanas. Dijo que se levantaba tranquila con las audiencias. Y para ti, ¿es más fácil la mañana sin Ana Rosa al frente?

Es distinta. Lo que yo estoy disfrutando esta temporada no es la ausencia de Ana Rosa ni mucho menos. Yo creo que nosotros hemos dado un giro al formato que lo necesitaba y después de tantísimos años teníamos que hacer porque todos venimos de informativos. Ese es nuestro ADN, nuestra esencia y lo que yo creo que hace bueno al formato porque cuando pasa algo siempre somos primera opción. Pero nos faltaba dar ese giro, esa asignatura pendiente en cuanto al entretenimiento y eso a mí me lo aporta claramente la presencia de Alberto y de su equipo. Ana Rosa está, digamos, en una franja que efectivamente es complicada porque yo creo que ella posiblemente se sentía más cómoda hablando de política y lo puedo entender. Porque a mí, por ejemplo, ahora me quitas la política y lo echaría mucho de menos. Yo necesito hacer el tipo de contenidos que hago de nueve a once, son los que a mí realmente como periodista me entusiasman y me apasionan.

Foto: Ana Morales y David García

¿Y a lo largo de todos estos años al frente de Espejo Público has llegado a echar de menos el informativo?

Espejo Público es un formato que te exige mucho. Entonces a veces pienso: 'Ostras, con lo bien que vivía yo en informativos [risas]'. En los informativos quieras o no en una hora o en media lo has contado todo. En media hora tienes todo el pescado vendido. Y en cambio, claro, mi programa es muy duro porque son muchos formatos en uno. Están todos los géneros representados. Tan pronto tienes un directo como una entrevista o un debate en plató. Está muy abierto. Es una escaleta que prioriza siempre el informativo y es un ritmo agotador. Cuando la gente viene al programa siempre me dicen: 'Es que no nos podemos creer que estés cuatro horas y media así, a diario'. Súmale 20 años de programa, prácticamente. Es una barbaridad. Son muchísimas horas de televisión. Yo no sé cuántas presentadoras llevan tanto tiempo presentando un formato como el mío. Si sumas todas las horas.... Porque en el pasado posiblemente Jorge Javier y Ana Rosa, pero ahora mismo creo que debo ser yo la que tengo más horas de televisión acumuladas. A eso voy, acumuladas.

¿Y el salto a la tarde lo has llegado a meditar o te lo ha propuesto la cadena?

En el pasado lo hablamos porque la cadena siempre sabía que era un poco la asignatura pendiente. Pero ahora esa franja está perfectamente cubierta por Sonsoles que además creo que tenemos perfiles ciertamente parecidos porque ambas venimos del mundo informativo y vamos, la idea es que el formato de Sonsoles crezca. Me siento plenamente feliz de que, además, haya un programa en abierto por la tarde porque a veces tenía un poco la sensación de que salvo informativos el único programa en directo era el mío. Y ahora el hecho de tener dos formatos pues hace que bueno, nos hablemos, conversemos, y tengamos mucho más de lo que aprovechar.

¿Sabías de su fichaje antes de que se anunciara por la cadena?

No. Yo me enteré cuando se enteró todo el mundo porque es un fichaje que se llevó muy en secreto y, además, se jugó con el efecto sorpresa precisamente para no estropearlo.

¿Participando en algunos programas como Tu cara me suena o Mask Singer te ves?

No, no, la verdad es que no [risas]. No me veo ni cantando, ni bailando, no, no. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

¿Piensas que hay edadismo en televisión? Hablasteis de ello en tu programa a raíz de una publicación de Isabel Gemio. Y María Teresa Campos, por ejemplo, lamentó hasta el final no tener un hueco en televisión.

Pues mira, no sé decirte, yo nunca he sufrido de edadismo. Tampoco me siento mayor [risas]. Pero no sé, yo siento que hay tiempos para todo. A mí no me gustaría estar en un plató de televisión con muchos años pero sí que es verdad que me gustaría que la veteranía jugase a favor y no en contra. Me siento mucho más segura haciendo televisión ahora que hace 10 años, 20 o 30. Y eso suma porque me da bagaje para una entrevista política pero también de alguna manera me hace perder el miedo, hacer un poquito más el payaso en la parte más de entretenimiento. Ahora se me caen pocos anillos y estoy un poco a vuelta de todo y eso yo creo que es muy sano para un formato de televisión. Ahora, si me preguntas si me veo dentro de 20 años haciendo lo que estoy haciendo, pues me cuesta. Me cuesta difícilmente.

Foto: Ana Morales y David García

¿Te has sentido señalada por partidos políticos?

Me he sentido señalada muchísimas veces. Sobre todo por los extremos. Pero bueno, yo sé que esto forma parte del negocio y no le doy mayor importancia. Sé que te puedes convertir en alguien incómodo para determinados partidos políticos y entonces ponen en marcha todos los boots. Pero, si supieran lo poco que me afectan, no perderían el tiempo.

"Hablé con el Rey Juan Carlos para que me contase, pues un poco cómo fue la Transición, sus primeros años"

Entonces, ¿gestionas bien las críticas?

Sí, no siempre ha sido así, también te soy sincera. Al principio a mí me costaba. Sobre todo cuando aparecieron las redes sociales que es cuando empezó, digamos, a haber mucha tormenta digital. Me quedaba muy sorprendida porque en algunas ocasiones yo era consciente de que eran campañas mediáticas orquestadas y muy forzadas, descontextualizando muchas de mis declaraciones. Ahora con los años cada vez me importa menos. Sé que no estoy allí para hacer amigos y bueno, pues yo soy partidaria de ser muy honesta y decir lo que opino cuando creo que algo no se está haciendo bien. Me da igual el color del político en cuestión.

¿Y cuando te cuestionan por tu vínculo con el rey Juan Carlos?

No hay tal vínculo. Yo al rey lo he conocido porque en un momento dado - yo soy muy curiosa - tuve la oportunidad de tratarle y me lo tomé como un libro de historias. Yo hablé con el Rey Juan Carlos para que me contase, pues un poco cómo fue la Transición, sus primeros años en el reinado, cómo ha vivido él también la abdicación. En este caso ha sido puro interés por mi parte pero eso no quita que yo diga lo que piense y si tengo que criticar al rey o a cualquier persona lo hago. A veces incluso soy más dura con mis amigos. Y al rey no lo puedo tratar como amigo. El rey es una persona importante que en un momento dado he tenido ocasión de tratar.

Entrado el verano, ¿eres capaz de desconectar durante esta época?

He aprendido. A mí me gusta muchísimo la información y lo que no dejo nunca de hacer es leer la prensa. Yo es prácticamente lo primero que hago todas las mañanas. Incluso cuando estoy de vacaciones que es cuando me puedo permitir el lujo de leerla con más tranquilidad. Pero no estoy tan apegada a los informativos, a los digitales... Del chat del programa me borro el día que empiezan las vacaciones porque claro, tienes que contar, que de ahí me entran 20 mensajes por hora. Entonces, ese respiro sí que me lo doy. Desconecto bastante a pesar de todo y creo, además, que es necesario porque con la intensidad de mi trabajo de vez en cuando es higiénico hacerlo.

Echando la vista atrás, ¿cómo te llegó la propuesta de dejar el informativo para presentar Espejo Público? ¿Te costó tomar la decisión?

Pues mira yo estaba en ese momento presentando las noticias de las 15:00. Era un informativo líder. Y, además, es el informativo más agradable que puedes presentar porque es un informativo que está todo abierto y el horario es buenísimo. Yo disfruté muchísimo ese espacio. Y estando ahí, estando en un momento muy dulce, Mikel Lejarza me propuso presentar Espejo Público. Yo no era la primera opción, era la segunda. Se lo había propuesto ya previamente a Lourdes Maldonado que ella estaba trabajando en el fin de semana. Y Lourdes en ese momento no lo vio y yo dudé porque claro, en el fondo, era salir de un sitio muy seguro donde yo tenía un espacio que era líder y que estaba funcionando francamente bien para ir a un formato donde yo era consciente que era empezar de menos diez, ya no te digo de cero, era de menos diez. Veníamos de dos o tres programas que no habían acabado de triunfar y estaban en ese momento con las repeticiones del programa de Buenafuente que era un late night. Fíjate tú de dónde veníamos, no había hueco. En ese momento solo había, por la mañana, la tertulia digamos política de TVE y El programa de Ana Rosa. No había nada más y bueno, pues al cabo de dos temporadas estábamos compitiendo con Ana Rosa de tú a tú. O sea, que tuvimos una provisión muy buena. Recuerdo que me animaron mucho Matías Prats y Olga Viza, sobre todo Olga Viza porque Matías era un poquito, digamos, más conservador. Me decía 'piénsatelo bien, piénsatelo bien'. Y Olga me decía 'tírate a la piscina, vas a aprender muchísimo, te va a dar otros registros'. Y mira, fue un gran consejo.