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Tana Rivera consuela su desamor repartiendo el verano entre su madre y su padre tras romper con su novio


Lucas del Barco

Hace días dábamos en primicia en Informalia la noticia de la ruptura entre Tana Rivera y el que fue su novio durante los últimos cuatro años, el empresario sevillano Manuel Vega. Poco después, la hija de Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera concedía una entrevista a Hola, en la que hizo como si su ex no hubiera existido. Ni la revista le preguntó por él ni se decía una palabra de la persona con la que ha compartido eventos públicos y familiares durante tanto tiempo. Después, le hemos visto con amigas, con su madre y ahora aparece con su padre y Lourdes Montes.

La vida de Tana Rivera atraviesa un nuevo capítulo sentimental. Tras conocerse su ruptura con Manuel Vega, la nieta de la recordada duquesa de Alba ha optado por refugiarse en lo más sólido que tiene: su familia.

La noticia del fin de su noviazgo sorprendió por el hermetismo con el que fue tratada. Tana concedió recientemente una entrevista a la revista ¡Hola!, pero en sus páginas no hubo ni una mención a su ex, pese a que juntos habían compartido actos sociales, eventos familiares y una vida mediática notoria.

Como si esa etapa hubiera quedado completamente borrada, la hija de Eugenia y Fran prefiere pasar página y centrarse en lo que más le importa: sus seres queridos.

Entre amigas, su madre y ahora su padre

Primero se dejó ver con amigas y, más tarde, compartiendo momentos con su madre, Eugenia Martínez de Irujo. Ahora, ha aparecido junto a su padre y Lourdes Montes, con quienes disfruta del verano en la costa gaditana.

El matrimonio ha elegido para sus vacaciones uno de sus enclaves favoritos: el exclusivo SAAM Club de Mar, en Chipiona. Este espacio, famoso por su discreción y ambiente relajado, se ha convertido en refugio perfecto para pasar unos días de descanso en familia.

En este contexto, Lourdes Montes compartió en redes sociales una fotografía en la que aparece sonriente junto a Tana, retrato que refleja la buena relación entre ambas. La instantánea transmite complicidad y una sensación de normalidad que ha sido destacada por quienes siguen de cerca a la familia Rivera.

Una familia en pleno crecimiento

La llegada de Nicolás, el tercer hijo del matrimonio Rivera-Montes, ha consolidado aún más la unión familiar. Tanto Fran como Lourdes atraviesan una etapa de felicidad marcada por la estabilidad y el crecimiento de su núcleo. Para Tana, esa dinámica supone un apoyo importante en un momento personal delicado. Su rol como hermana mayor y como parte activa de este círculo cercano la convierte en pieza clave dentro de la familia de su padre.

La conexión con Fran Rivera es evidente. Padre e hija han reforzado sus lazos con el paso de los años y hoy disfrutan de una relación madura, marcada por la complicidad y el respeto. Para la joven, el verano está siendo una oportunidad de reconectar con sus raíces paternas, mientras encuentra consuelo tras el desamor.

Estilo y naturalidad

En sus días junto a la familia en Chipiona, Tana también ha acaparado miradas por su estilo sobrio y elegante. Optó por un top blanco de escote en pico sin mangas, combinado con una falda midi fluida en tonos suaves de rosa, naranja y blanco. El conjunto, fresco y veraniego, se completaba con una pulsera dorada ancha que aportaba un aire sofisticado.

Por su parte, Lourdes Montes lució un vestido largo de corte boho con un estampado llamativo en tonos verdes, morados, amarillos y negros, con mangas abullonadas que le conferían un toque romántico y desenfadado. La armonía entre ambas reflejaba no solo complicidad familiar, sino también afinidad estilística.

Un verano discreto

Lejos del ruido mediático, la familia ha optado por un verano tranquilo, alejado de los focos. Pese a la expectación que siempre despierta cualquier movimiento de los Rivera y los Martínez de Irujo, la prioridad parece clara: disfrutar de la intimidad y de los pequeños placeres que ofrece el entorno de la costa gaditana.

Para Tana Rivera, estos momentos significan un bálsamo. La joven, que ha vivido su ruptura sin estridencias y sin declaraciones públicas, ha encontrado en la compañía de sus padres y en la calidez de su familia un espacio de refugio. El contraste entre la discreción con la que ha manejado el final de su relación y la naturalidad con la que se muestra en su entorno familiar marca la diferencia respecto a otras jóvenes de su generación.

La hija de Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo afronta un verano distinto, en el que el consuelo llega de la mano de quienes siempre han estado a su lado. Entre Cádiz y Sevilla, entre la compañía de su madre y la de su padre, Tana demuestra que los lazos familiares siguen siendo su pilar más firme en tiempos de cambio.