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Sara Carbonero presume de verano 'zen' y deja una verdad como un templo: "Porque si algo es para ti, no necesitas perseguirlo..."
- La periodista ha compartido una profunda reflexión sobre cómo está aprendiendo a lidiar con una de sus mayores manías, querer tenerlo todo bajo control
- Sara Carbonero disfruta del amor, vive el día a día y manda un mensaje: "Mi mayor felicidad es estar bien"
- Sara Carbonero habla sin filtros del cáncer que frenó su vida a los 35 años: "Me mataba de dolor pensar en los niños"
Informalia
Tras superar su batalla contra el cáncer, Sara Carbonero (41) valora más que nunca lo que significa estar viva. Fiel a su estilo: medida con las palabras, metódica en su forma de ver el mundo. La ex de Iker Casillas vive hoy con la resiliencia que tuvo que adoptar a los 35, cuando un diagnóstico complicado le reordenó sus prioridades. Porque a veces, ganar no es levantar un trofeo, sino abrir los ojos cada mañana sin dolor y sentir que, simplemente, se está. Quizá por eso, su última reflexión en redes no ha pasado desapercibida.
La periodista ha compartido en Instagram, un texto en el que habla del valor de la rutina, de volver a lo sencillo, de ese "sonido reconfortante y a menudo ignorado" que es la vida cotidiana, citando a Cortázar. "En eso estamos", escribe. Y añade: "Buscando esos sonidos de lo cotidiano, entre el ruido diario ensordecedor, entre el frenetismo y la pérdida del rumbo, de los valores y del sentido común. Volviendo a pisar tierra firme para no perder el norte. Pasando tiempo con los que de verdad te quieren y quieres. Los de siempre, los de antes, los de ahora. Sin grandes planes y a la vez sintiéndome plena", asegura.
Una manera de vivir más pausada que, admite, le da una sensación de cierta calma: "De no tener que ir al ritmo de los demás, al que se supone que se debe ir para ser todo el rato productivo...".
Consciente de que el verano no siempre trae certezas, la amiga de Isabel Jiménez se rinde, como puede, a esa forma de vida: "Este verano, y van unos cuantos, toca esperar a ver por dónde nos lleva la corriente". Y destaca: "Y una vez te acostumbras a vivir así, lejos de ser algo malo, me produce una extraña sensación de calma", confiesa. Alejada de las expectativas externas, de la presión de ser "todo el rato brillante". "El otro día leí que con no ser un ser de mierda es suficiente", comparte con cierta ironía.
La madre de Lucas y Martín admite que está aprendiendo a soltar el control. "Puedes quejarte continuamente de esta manera de vivir o puedes verle el lado bueno. Cuando algo no está en tu mano, hay que fluir sí o sí. Un verbo que siempre me ha puesto muy nerviosa como persona 'cuadriculada' que soy. Pero que, como todo en esta vida, se aprende".
Y, sin filtros, ha lanzado una de esas frases que dejan poso: "Porque si algo es para ti, no necesitas perseguirlo...". Así, entre líneas, deja entrever una Sara más serena, más consciente, más conectada consigo misma. "Se aprende a soltar el control, a confiar en el proceso. A ir al golpito. Un día de cada vez".
También ha recordado el valor de esos pequeños gestos que a menudo damos por hecho: "Dejando la pereza y levantando el teléfono para hacer esa llamada que llevo tiempo retrasando, como si el tiempo que tenemos en esta vida fuera ilimitado...". Y se ha puesto nostálgica al rememorar otra época: "Controlábamos los minutos de cada conversación, las llamadas perdidas significaban 'me acuerdo de ti' o 'he llegado bien a casa', y contábamos los caracteres del mensaje para no pasarnos y que no nos cobraran de más".
"Mientras todo se ordena, no olvidemos, como decía Cortázar, dar importancia, valorar y amar la bendita rutina, porque ya sabemos que no durará siempre. Beso al cielo, Miki", ha concluido en su reflexión.
Su nuevo amor
El amor, mientras tanto, ha vuelto a su orilla con un nombre nuevo y acento atlántico. José Luis Cabrera, conocido como Jota, empresario canario y compañero de travesía desde principios de este año, es la figura que ha devuelto el equilibrio a su balanza emocional. Tras su divorcio de Iker Casillas, y algunos amores de paso —Kiki Morente como un acorde breve, Nacho Taboada como una melodía más larga—, ahora disfruta de una relación serena, sin flashes ni estridencias, como le gusta a ella. Este verano, sin grandes planes ni promesas al viento, será especial. Julio y agosto llegan como un regalo de sal y sol, los primeros que compartirá con Jota lejos de la obligación y cerca del deseo. Habrá escapadas, silencios compartidos, quizás algún paseo por la playa al atardecer.