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Cannes se rinde a una nueva elegancia: Paz Vega y Jennifer Lawrence marcan la pauta en la alfombra roja


Informalia

La pasarela de la capital de la Riviera (con permiso de Mónaco) que tradicionalmente ha sido un escaparate global para diseñadores, casas de moda y estilistas, se consolida este año como un espacio de renovación estética. A medida que avanza el Festival de Cannes la tendencia hacia lo estructurado, lo simbólico y lo artesanal parece imponerse sobre lo puramente ostentoso.

Tanto Paz Vega como Jennifer Lawrence han sabido interpretar este nuevo lenguaje visual con precisión y carácter. Mientras una apostó por lo terrenal y lo guerrero con toques de rudeza sofisticada, la otra se inclinó por la pureza, lo etéreo y la feminidad clásica con tintes contemporáneos. Dos formas distintas de entender el glamour que, sin embargo, dialogan perfectamente bajo esta renovada visión de Cannes.

En un festival donde cada aparición en la alfombra roja es una declaración de intenciones, queda claro que las tendencias están cambiando. Y si algo demuestran estos días en la Croisette es que el estilo evoluciona, pero nunca deja de brillar.

Robertt Pattison en el Festival de Cannes

El certamen deslumbró en su quinta jornada, no solo con su programación cinematográfica, sino también con un giro estilístico que está redefiniendo su tradicional alfombra roja. Este año, el certamen ha introducido un nuevo código de vestimenta que apuesta por la sofisticación mesurada frente a los excesos de años anteriores. Las transparencias extremas y los vestidos con colas desmesuradas han cedido terreno a un tipo de elegancia más sobria, moderna y pulida. Esta nueva línea estética se ha reflejado con claridad en las elecciones de figuras destacadas como Paz Vega y Jennifer Lawrence, quienes acapararon todos los flashes con estilismos que conjugan personalidad, tendencia y refinamiento.

Paz Vega en el Festival de Cannes

Paz Vega sorprendió con una propuesta que no pasó desapercibida. La actriz española se decantó por un vestido de ante marrón con un pronunciado escote en V, alineado con las nuevas directrices del festival que promueven un glamour más contenido pero no por ello menos impactante. Lo más llamativo de su estilismo fueron los accesorios: varios chokers de eslabones de cadena en plata, una pulsera a juego y unas plataformas robustas que añadieron un aire audaz al conjunto. El diseño, de líneas limpias pero con detalles metálicos, evocaba referencias a la estética vikinga, generando un contraste interesante entre lo clásico y lo rebelde. Un look que demostró que la elegancia no está reñida con la actitud.

Por su parte, Jennifer Lawrence optó por una imagen radicalmente distinta, aunque igualmente ajustada al nuevo espíritu de Cannes. La actriz estadounidense lució un vestido blanco palabra de honor, confeccionado en tela plisada y con capas superpuestas, que evocaban una delicadeza casi etérea. Un cinturón ceñido a la cintura aportó estructura al diseño y realzó su silueta, mientras que unos tacones negros abiertos añadieron un toque de contraste. El peinado recogido, discreto y elegante, permitió que el protagonismo recayera completamente en el atuendo. En cuanto al maquillaje, la intérprete apostó por destacar ojos y labios, sin recargar el rostro, siguiendo la máxima de equilibrio que parece reinar en esta edición.

Jennifer Lawrence en el Festival de Cannes

Este giro estilístico del festival ha sido recibido con entusiasmo por buena parte de la crítica especializada y la prensa de moda, que ya señala que Cannes podría estar marcando una nueva era en el dress code de grandes eventos. La contención, lejos de restar espectacularidad, está dando pie a estilismos más creativos, con una apuesta clara por la personalidad y el cuidado del detalle. Se trata, en definitiva, de un tipo de elegancia que no necesita gritar para hacerse notar.