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El médico de Gene Hackman dice que su mujer le llamó un día después de la hora oficial de su muerte: misterio sin resolver
Informalia
La muerte de Gene Hackman y Betsy Arakawa parecía ser solo otra trágica historia de vejez, enfermedad y aislamiento. Sin embargo, un nuevo testimonio ha añadido un giro desconcertante a los hechos: el médico de Arakawa asegura que recibió una llamada suya el 12 de febrero, un día después de la fecha oficial de su fallecimiento.
El forense de Santa Fe había establecido que Arakawa murió el 11 de febrero a causa del hantavirus, una enfermedad respiratoria poco común transmitida por roedores. Hackman, el legendario actor de Los imperdonables y French Connection, falleció una semana después, el 18 de febrero, a los 94 años, por insuficiencia cardíaca agravada por el Alzheimer. Ahora, el doctor Josiah Child, un exespecialista en urgencias médicas que actualmente dirige Cloudberry Health en Nuevo México, ha sembrado dudas sobre esa cronología.
"La señora Hackman no murió el 11 de febrero porque llamó a mi clínica el 12 de febrero", afirmó Child en declaraciones a la prensa este sábado. Según su testimonio, Arakawa contactó con su consulta unas semanas antes para preguntar por la posibilidad de hacerle un ecocardiograma a su esposo. "No era paciente mía, pero concertó una cita para el 12 de febrero", explicó.
Esa mañana, volvió a llamar y habló con uno de los médicos de la clínica, quien le dijo que podía acudir por la tarde. "Le dimos cita, pero nunca apareció", añadió Child. "No presentaba síntomas de dificultad respiratoria, la consulta no estaba relacionada con el hantavirus. Intentamos llamarla un par de veces, pero no obtuvimos respuesta".
Si lo que dice Child es cierto, la viuda de Hackman estuvo viva al menos un día más de lo que dictaminó el forense. Ese margen de 24 horas, que podría parecer insignificante, abre un abanico de preguntas sobre lo que realmente sucedió en los últimos días en el rancho de Santa Fe.
Un misterio en el aislamiento
Ambos llevaban años alejados del foco mediático, viviendo en su extensa propiedad en Nuevo México con la única compañía de sus tres perros. Fue allí donde sus cuerpos fueron encontrados en circunstancias que los investigadores han calificado de "extrañas".
El cadáver de Arakawa, de 65 años, apareció en el suelo del baño, rodeado de pastillas. A apenas seis metros de distancia, en el lavadero, yacía Hackman. No había signos de violencia ni indicios de una muerte violenta, pero la escena resultaba inquietante.
Los registros del marcapasos del actor indicaban que su corazón dejó de latir el 18 de febrero. Sin embargo, la autopsia reveló que no tenía alimentos en el estómago, lo que ha llevado a los investigadores a considerar la posibilidad de que su avanzada demencia le impidiera darse cuenta de que Arakawa había muerto.
Más escalofriante aún es el destino de uno de sus perros. Zinna, una perra que estaba en una jaula recuperándose de una cirugía, falleció de hambre y deshidratación. Su muerte sugiere que, en los días previos al hallazgo de los cuerpos, no hubo nadie capaz de ocuparse de los animales ni de la casa.
Preguntas sin respuesta
El testimonio del doctor Child no es una prueba definitiva de que Arakawa estuviera viva el 12 de febrero. Sin un registro de la llamada ni una prueba física que lo corrobore, su afirmación es solo un eslabón más en una cadena de incertidumbres.
Si Arakawa falleció el 11 de febrero, ¿quién realizó esa llamada? ¿Fue un error en la identificación de la voz? ¿Una confusión en las fechas? Y si realmente estaba viva el día 12, ¿por qué murió tan repentinamente después?
La historia de Gene Hackman, que pasó sus últimos días en una soledad cada vez más profunda, ahora se ha convertido en un enigma que sigue sumando piezas. Lo que parece claro es que su última semana de vida estuvo marcada por la confusión y el abandono. Y, como en los grandes guiones que interpretó en su carrera, el final sigue dejando preguntas sin resolver.