Casas Reales
Cinco razones por las que las memorias que va a publicar Juan Carlos I incomodan a Felipe VI y a Letizia
Sara Tejada
El próximo 12 de noviembre verá la luz Reconciliación, las memorias del rey emérito Juan Carlos I. Dictadas durante meses desde su residencia en Abu Dabi a la escritora francesa Laurence Debray, esta obra llega en un momento políticamente delicado y bajo una fuerte preocupación por parte de la Casa Real. Se ha publicado que tanto Felipe VI como la reina Letizia consideran que el libro plantea riesgos para la estabilidad de la institución y para la imagen pública que, desde 2014, han tratado de construir con meticulosidad y reserva. No existe confirmación de que Juan Carlos I vaya a viajar a España para promocionar el libro. No obstante, algunos sectores de la Casa del Rey no descartan que, dada su imprevisibilidad, pueda intentar reaparecer públicamente aprovechando el lanzamiento de Reconciliación.
A cinco años del exilio voluntario del emérito, la figura de Juan Carlos I genera tensiones internas. En este contexto, las memorias que se publicarán simultáneamente en España y Francia han encendido ciertas alarmas en el entorno de Felipe VI. Ni el contenido ni la fecha de publicación de las memorias parecen ya negociables. La editorial española Planeta y la francesa Stock tienen todo listo para su distribución simultánea. El equipo de comunicación de don Juan Carlos, por su parte, no ha mostrado señales de rectificación. Se espera incluso que la obra tenga un desarrollo audiovisual posterior, algo que refuerza la percepción de que este movimiento forma parte de un intento del emérito por recuperar el control de su imagen pública. Como ha recordado el antiguo monarca, su padre, don Juan, siempre se negó a escribir sus memorias o autorizar una biografía. Pero Juan Carlos I ha optado por hablar. Consciente de que el tiempo y la historia pueden no ser indulgentes con su legado, ha decidido fijar su versión antes de que lo hagan otros. Estas son cinco razones por las que la monarquía actual vive con creciente incomodidad la inminente publicación del libro. Puede haber otras. El ex director de Abc, José Antonio Zarzalejos, el periodista que anticipó la abdicación de don Juan Carlos hace once años, asegura que hay "malestar y preocupación en la Zarzuela por las memorias", en una columna publicada en El Confidencial. Pero, ¿cuáles son las razones de este presunto malestar al que se refiere el articulista?
Una versión no autorizada de la historia reciente
La tesis más extendida es que una de las principales inquietudes de la Zarzuela reside en el control del relato. Desde su proclamación en 2014, Felipe VI ha trazado una línea clara entre el pasado y el presente, delimitando simbólicamente su reinado del de su padre. Juan Carlos I, en cambio, considera que se le ha "robado su historia", y esta obra es su respuesta. Hasta donde sabemos, las memorias no han sido consensuadas ni consultadas con la institución. Son el resultado de conversaciones privadas con Debray, una autora que ya expresó su admiración por el emérito en el libro Mi rey caído. Según las fuentes consultadas, Reconciliación es más una justificación personal que una mirada crítica. La narrativa que ofrece podría contradecir la versión oficial de varios episodios clave, como la propia abdicación o su marcha a Abu Dabi en 2020, decisiones que se tomaron tras meses de supuestas presiones internas en un intento por salvar la reputación de la Corona.
Un tono indulgente hacia Franco y el franquismo
La sinopsis francesa del libro ha causado especial malestar en el entorno del Rey. En ella, Francisco Franco es presentado como un "general austero y taciturno", partidario de una autocracia católica y militar, que eligió a un joven príncipe —Juan Carlos— para sucederle. El texto, según lo que se ha filtrado, omite el trauma colectivo de la dictadura y el hecho de que dicha designación se hizo en detrimento del padre del emérito, don Juan, conde de Barcelona. Este tratamiento aparentemente "amable" del franquismo resulta especialmente incómodo para Felipe VI y Letizia, por su contenido pero también por el momento en que se publica. Coincide con el 50 aniversario de la muerte del dictador y de la coronación de Juan Carlos I, y con la agenda institucional del Gobierno, que ha organizado el ciclo España, en libertad. 50 años supuestamente para conmemorar la consolidación de la democracia. La intención de Juan Carlos I de reivindicar su papel en la Transición podría enturbiar el mensaje institucional que Zarzuela y Moncloa pretendían proyectar en esas fechas.
Una fecha de publicación simbólicamente inoportuna
La elección del 12 de noviembre como fecha de lanzamiento ha sido recibida con preocupación en Palacio, según avanza Zarzalejos. A escasos días del aniversario de la proclamación de Juan Carlos I como Rey por las Cortes franquistas —el 22 de noviembre de 1975—, el libro amenaza con desplazar el protagonismo institucional que Felipe VI esperaba tener en ese momento. Desde la Casa del Rey se ha intentado —sin éxito— aplazar su salida editorial. Incluso hubo un amago de rectificación y después de decir el propio rey Juan Carlos en la revista francesa Point De Vue que publicaba sus memorias, se difundió que las aplazaba sine die.
La cercanía con los actos oficiales previstos para el cierre del ciclo conmemorativo, unido al significado histórico de la fecha, incrementa la sensibilidad del asunto. La posibilidad de que el foco mediático se desvíe hacia las polémicas del pasado, en lugar de centrarse en los logros de la democracia actual, ha generado un profundo malestar en el entorno del monarca.
Contenido potencialmente incómodo para la Familia Real
Aunque no se espera que las memorias contengan grandes revelaciones (se habla de mucho 23-F y nada de amantes ni de fundaciones ni de comisiones ni fortunas ocultas), fuentes conocedoras del contenido aseguran que hay pasajes que pueden resultar "embarazosos" para Felipe VI y la reina Letizia. Anécdotas personales, interpretaciones subjetivas de situaciones familiares o la alusión a conflictos internos podrían tensar aún más la ya frágil relación entre el emérito y su hijo. El propio Felipe VI no escondió su malestar en mayo de 2022, tras el primer regreso del rey emérito a España desde su marcha. Aquella visita, marcada por la sobreexposición mediática, provocó una reunión en Zarzuela en la que el actual monarca le recordó a su padre el compromiso que había asumido: permanecer de forma "estable y permanente" en Emiratos y evitar declaraciones públicas. Desde entonces, Juan Carlos I ha respetado, en apariencia, esa directriz. La publicación del libro, sin embargo, rompe con ese pacto tácito de silencio y discreción. Igual que su legítimo pero incómodo empeño en demandar al ex presidente de Cantabria o a Corinna Larsen, procesos por los cuales puede afirmarse que el antiguo rey tiene frentes judiciales pendientes, aunque sea el denunciante.
Una iniciativa personal que desafía la autoridad del Rey
En Zarzuela preocupa el gesto en sí no tanto como el contenido. La decisión de publicar sus memorias fue tomada unilateralmente por Juan Carlos I, sin consultar a su hijo ni al entorno institucional. Esta autonomía reafirma lo que algunos en la Casa del Rey describen como un perfil "ingobernable", alimentado por influencias poco fiables en Abu Dabi. Las mismas fuentes hacen referencia expresa a figuras como Abdul Rahman El Assir, un empresario libanés, mercader de armas, perseguido porel fisco, vinculado al entorno del emérito, cuya influencia se considera "negativa". También hay inquietud por la posibilidad de que, en el futuro, el emérito actúe de forma aún más independiente, como con las citadas demandas contra su ex amante o contra Miguel Ángel Revilla.