Casas Reales

Preocupación por Irene de Grecia, la hermana de la reina Sofía: "Está delicada de salud"


Informalia

Mientras los reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía disfrutan de Mallorca-el monarca está participando en la Copa Mapfre de Vela-, Irene de Grecia (83), la hermana de la reina Sofía, ha tenido un bajón de salud y hay cierta preocupación sobre su evolución. Por ello, la reina emérita todavía no habría viajado a Palma para disfrutar de sus vacaciones.

"Ayer por la tarde me decían que aún no había llegado a Palma. Ni siquiera si va a ir o no. El motivo es por la preocupación que tienen con la salud de su hermana la princesa Irene. Están en Madrid en casa, donde viven, en el complejo de Zarzuela. Me dicen que si va es porque se turnaría con sus dos hijas, la infanta Elena y la infanta Cristina, para cuidar a Irene", reveló este martes el periodista Daniel Carande en Es la mañana de Federico.

Y añadió: "Está delicada de salud y su hermana, la reina Sofía, no quiere dejarla sola porque están muy unidas".

No se trata de una enfermedad concreta o repentina, sino más bien de un proceso degenerativo propio del envejecimiento, que ha afectado a su capacidad para participar en la vida social y familiar con la misma presencia de años atrás.

La última vez que Irene de Grecia asistió a un acto público fue el pasado mes de febrero por motivo de la boda de Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis, que se celebró en la pequeña iglesia de San Nicolás de Rangava, el templo más antiguo de Atenas. Junto a ella estuvieron la reina Sofía y la infanta Cristina.

Por el momento, la reina Sofía no ha realizado ninguna aparición en Palma, por lo que no se sabe con seguridad si se encuentra en la isla balear. Hay que recordar que el verano pasado vimos a la emérita junto a Letizia, Leonor y Sofía paseando por la zona centro de la isla.

Una vida marcada por el exilio y la discreción

La biografía de la princesa Irene está marcada por los cambios políticos que sacudieron a la monarquía griega durante el siglo XX. Nacida en Ciudad del Cabo en 1942 durante el exilio de la familia real griega por la Segunda Guerra Mundial, pasó buena parte de su infancia y juventud entre Grecia, Italia y Alemania. Tras la abolición de la monarquía helena en 1973, se instaló en India durante un tiempo, donde profundizó en su interés por la espiritualidad y la meditación, antes de establecerse definitivamente en España junto a su hermana Sofía.

Desde entonces, Irene de Grecia ha mantenido una existencia alejada del protagonismo, pero ha dedicado gran parte de su tiempo a actividades culturales y a su fundación sin ánimo de lucro, Mundo en Armonía, centrada en proyectos humanitarios y de cooperación internacional. En este ámbito, ha trabajado especialmente en apoyo a poblaciones vulnerables de África y Asia, y ha promovido acciones educativas y sanitarias en comunidades desfavorecidas.

El apoyo constante de doña Sofía

A lo largo de los años, Irene ha sido un importante apoyo emocional para la reina emérita Sofía, especialmente tras la retirada de la vida pública del rey Juan Carlos I. Su estrechísima relación, casi simbiótica, ha sido siempre evidente: comparten vivienda, aficiones, amistades y una visión sobria y ética de la vida pública. Es sabido que la reina Sofía confía plenamente en su hermana y ha hecho todo lo posible por protegerla y cuidarla, especialmente ahora que sus necesidades han aumentado.

En los últimos meses, la reina Sofía ha reducido sus compromisos no oficiales para poder estar más presente en el día a día de su hermana. Según algunos allegados, se trata de una prioridad para ella, consciente del paso del tiempo y del valor de esos momentos compartidos en la intimidad de Zarzuela.

Una figura querida y respetada

A pesar de su perfil bajo, Irene de Grecia es una figura muy querida tanto en el entorno de la familia real española como en círculos diplomáticos y culturales. Quienes han trabajado con ella destacan su elegancia, su inteligencia serena y su firme compromiso con las causas en las que ha creído, lejos del lujo o la ostentación que a menudo se asocia a las casas reales.

Su vida ha estado marcada por la discreción, pero también por una notable coherencia personal. Nunca reclamó trono, privilegios ni protagonismo, y su legado, más allá de los títulos, parece anclado en valores humanistas y éticos que muchos consideran ejemplares.

Hoy, su estado de salud genera inquietud. Porque Irene de Grecia ha sido la hermana de una reina, pero también una mujer que ha sabido vivir en la sombra sin perder la luz propia. Y es precisamente ahora, en estos momentos de fragilidad, cuando su figura —tan silenciosa como significativa— adquiere mayor relevancia.