El cuñado de Letizia se queja de que la prensa le maltrató al hablar de su divorcio: el lamento del "Telmarido"
- Robert Gavin Bonnar está casado con Telma Ortiz Rocasolano y estuvo casado con Sharon Corr, madre de sus hijos mayores
- El cuñado de Letizia, Robert Gavin Bonnar, firma en la Feria del libro (donde no coincidirá la Reina)
Informalia
El norirlandés Robert Gavin Bonnar es un hombre de muchas caras: abogado internacional, novelista, experto en geopolítica y, tal vez sin pretenderlo hasta ahora, un rostro mediático. Su ascenso a la fama en España no se debió a sus casos judiciales ni a su habilidad para trazar intrigas literarias, sino a su matrimonio con Telma Ortiz, hermana de la reina Letizia. La anterior mujer del actual cuñado de Letizia, la violinista Sharon Corr, se refería a Telma como "la hermana retorcida de la Reina".
Sin embargo, la notoriedad también tiene un precio, y Bonnar lo sabe de primera mano. Tampoco le importa conceder una entrevista a El País para promocionar su novela, aunque sepa que si no fuera por su currículo sentimental no ocuparía esa contraportada ni como abogado ni como escritor. Al fin y al cabo su ex mujer y madre de sus hijos mayores hizo lo mismo cuando sacó un disco: Sharon Corr ocupó la última de El País para hablar de su disco, cuyas letras ponían a parir a su marido y a la mujer que se lo robó. So to speak.
"Claro que tengo quejas y críticas por la invasión de mi intimidad", dice en ese periódico con ese tono mesurado que uno espera de alguien que ha litigado contra Rupert Murdoch y ganado. "Lo que más me dolió fue cómo se trató mi divorcio [de Sharon Corr]. Fue muy doloroso leer esas cosas sobre mi vida, sobre mi corazón. Y lo peor es que no sucedió así. De hecho, ¡fue totalmente distinto!".
Esta reflexión no viene de alguien que desconozca los entresijos de la prensa. Bonnar ha pasado años asesorando a celebridades en batallas legales contra tabloides, incluidas figuras como Britney Spears, cuya reputación defendió en un tribunal de Dublín frente al National Enquirer. Sin embargo, ni sus éxitos en los tribunales ni su experiencia con el derecho al honor lo prepararon para convertirse en el protagonista involuntario de titulares.
El abogado que se volvió cliente
"Es irónico", admite. "He dedicado mi vida a ayudar a otros a proteger su reputación, y ahora soy yo quien necesita esa protección". Su carrera como abogado le ha llevado a enfrentarse a algunos de los gigantes de los medios, pero también le ha permitido vislumbrar el oscuro triángulo que, según él, une a la prensa, la policía y los políticos. "Hay
El cuñado de la Reina habla con cierta fascinación sobre cómo las instituciones pueden estar manipuladas. Su experiencia profesional lo llevó a encontrarse con agentes de la CIA en transacciones comerciales, miembros del MI6 en remotos rincones de África y un entramado de poderes ocultos que parecen sacados de una novela de espías. Quizá por eso decidió volcar todas esas vivencias en El cuarto poder, un thriller geopolítico que acaba de publicar y en el que explora los límites del periodismo y la influencia de los grandes actores internacionales.
Pero el mundo literario no ha servido como refugio de la exposición pública. La historia de su divorcio de Sharon Corr, violinista de la banda irlandesa The Corrs, fue tratada con una curiosidad que él percibe como crueldad. "Hablaban de mi vida como si fuera un culebrón, como si no hubiera dolor real detrás de esos titulares", lamenta. Las circunstancias exactas de su separación no las detalla, pero sí deja claro que el relato que circuló en la prensa está muy lejos de la verdad. Para Bonnar, este episodio es un ejemplo de cómo los medios convierten vidas privadas en entretenimiento, desdibujando los límites entre la información y el espectáculo.
Entre Sharon y Telma: el foco de la prensa
El matrimonio de Bonnar con Telma Ortiz le devolvió al epicentro mediático, esta vez con una conexión con la Casa Real española. Aunque insiste en que su vida privada debería quedar fuera del escrutinio, admite que su relación con la hermana de la reina Letizia no ha ayudado a mantener un bajo perfil. "No me siento observado como abogado o como escritor. Me siento observado por quién es mi mujer y por mi pasado", confiesa. Sin embargo, no hay tanto resentimiento en su tono, como resignación madura. Bonnar parece aceptar que, en un mundo obsesionado con la fama y los linajes, ser el cuñado de una reina es suficiente para garantizar titulares, incluso si no los busca.
Bonnar, que se describe a sí mismo como un apasionado de la historia, reconoce que siempre ha sentido fascinación por los ciclos del poder y la influencia. En su primera novela, escrita hace 20 años, imaginó un Partido Republicano fracturado en una facción autoritaria que tomaba el control de Estados Unidos. A día de hoy, observa el panorama político global con una mezcla de asombro y preocupación. "No me considero un profeta", dice, "pero si estudias los últimos 40.000 años de historia humana, quizá puedas ver un poco hacia adelante". Esa capacidad para anticipar patrones históricos también alimenta su escritura, que utiliza como una vía para exponer realidades incómodas sobre la manipulación y el poder.
Bonnar es, en muchos sentidos, un hombre atrapado entre dos mundos: el de la élite mediática y el del ciudadano que anhela anonimato. Su historia personal, desde sus logros como abogado hasta sus tropiezos en la arena pública, es un reflejo de los desafíos de vivir bajo la luz implacable del escrutinio. "No soy un personaje de novela", concluye. Pero, como bien sabe, esa no es una decisión que le corresponda tomar a él. En un mundo donde la prensa actúa como un cuarto poder, la narrativa de su vida ya no le pertenece del todo.