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¿Debe temer la iglesia española y el Opus Dei a un papa jesuita?

    El papa Francisco I en el primer día de su Pontificado. <i>Imagen: EFE</i>


    Jorge Mario Bergoglio, desde ayer Francico I, nuevo papa de Roma, vicario de Cristo y Sumo Pontífice, no estaba en las apuestas mediáticas. Algunas voces de la curia romana creen que su nombre ha sorteado una "operación encubierta" que finalmente ha sesgado las aspiraciones de los dos cardenales mejor colocados en las quinielas, Angelo Scola y Odilo Sherer. La Iglesia española, con solo un obispo jesuita en sus filas, mira con respeto y "obediencia filial" al nuevo inquilino del Palacio Apostólico Vaticano. El Opus Dei ya ha hablado: "Cuenta con la ayuda de Dios y el afecto de los católicos". Pero, ¿debe temer la Iglesia española a un papa jesuita? Perfil de un jesuita moderado.

    Nada más darse a conocer el nombre del nuevo santo padre, el secretario general de la Conferencia Episcopal española, Juan Antonio Martínez Camino, daba por hecho desde Madrid que Antonio María Rouco Varela ya habría tenido la ocasión de expresar al nuevo pontífice la "obediencia filial" de los obispos españoles y "su disposición plena".

    El nombramiento de una papa latinoamericano y jesuita, una vez que Juan Pablo II eligiera en 1981 a un delegado personal para dirigir la orden, ha supuesto una sorpresa no exenta de cientos de interrogantes con el devenir de la actual gobernanza. La Iglesia se lame aún las heridas de sus últimos escándalos. El poder, actuación y control de algunas congregaciones dentro y fuera de las murallas vaticanas está en entredicho. Al tiempo, un papa emérito se aleja de la ciudad de Roma por "falta de fuerzas" para combatir los problemas de la familia católica.

    Pero más allá del sobresalto que la designación de Bergoglio ha supuesto entre la curia romana, en España, con fuerte presencia del Opus Dei, del Camino Neocatecumenal -conocidos por los kikos-, y de los Legionarios de Cristo en menor medida, la noticia ha sido recibido con alegría, si bien con estricto protocolo. Solo Martínez Camino -único obispo jesuita en España- y los obispados vascos han mostrado un perfil cercano hacia el nuevo pontífice al referirse a él por su "perfil de santo". Entre tanto, la diplomacia española contrasta con el entusiasmo de los estadounidenses, dispuestos a elogiar a Francisco I por ser una "figura de unidad para todos los católicos" del mundo.

    Los únicos capaces de enfrentarse al Opus

    "Los jesuitas -explica una fuente próxima al sacerdocio romano- es la única organización capaz de enfrentarse al Opus Dei y a la vieja guardia que está cerca de la banca ambrosiana, y que de algún modo es protagonista de los escándalos recogidos en el informe encargado por Benedicto XVI. Los jesuitas -insiste- están armados doctrinalmente. Saben de comunicación y llegan al pensamiento y a la Universidad". Y desde luego, la elección de un jesuita -plantean a EcoDiario.es- influirá a la larga en la actual organización de la iglesia española. Una iglesia que en un plazo máximo de dos años habrá de elegir al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, representada ahora por el conservador Antonio Rouco Varela. La gran batalla para renovar a la iglesia, que es lo que pretende Francisco I -puntualizan a ED-, está servida".

    Benedicto XVI, a diferencia de Juan Pablo II, era más partidario de los jesuitas. En su pontificado designó a Federico Lombardi para la dirección de la oficina de prensa y nombró como secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe al jesuita español Francisco Ladaria.

    "El Vaticano no da puntada sin hilo"

    Un día más tarde del cónclave, las hipótesis de lo que pudo ocurrir entre las paredes de la Capilla Sixtina circulan a igual velocidad que los perfiles, criticas, artículos de opinión y damnificados. "Sorprende -revela una fuente religiosa desde Roma-, que quien fue el contrincante de Benedicto XVI en el último cónclave no estuviera ahora entre los favoritos". Sin embargo -apunta otra fuente-, el Vaticano no da puntada sin hilo. Puede que la elección de este papa respondiera a una operación diseñada. Nada se hace de manera improvisada... El conocimiento del informe de Benedicto XVI podría ser la clave".