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Francia prepara nuevas medidas de ajuste tras anularse su crecimiento
- París baraja acciones como gravar las ayudas a las familias o congelar pensiones
La dura realidad golpea a las puertas del Elíseo. Después de reconocer que el crecimiento de la economía francesa va a ser casi nulo este año, y que no será posible cumplir el objetivo de reducción de déficit, el presidente, François Hollande, y su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, empezaron a preparar el terreno para adoptar nuevas medidas de austeridad. El Ejecutivo galo se enfrenta a una doble misión complicada: debe continuar adelante con su compromiso de reducir el déficit si quiere mantener su credibilidad, pero debe hacerlo sin asfixiar el frágil crecimiento del país.
De momento, el Gobierno avanza con precaución y no ha querido confirmar ninguna de las medidas que se han filtrado en los medios de comunicación, aunque todo apunta a que esta vez el ajuste pasará por recortes en el gasto público, que ha alcanzado una cifra récord del 56% del PIB. Se trata de un terreno minado pues, entre las medidas que se barajan, figura la posibilidad de gravar las ayudas a las familias, congelar las pensiones, recortar las ayudas a las empresas y colectivos locales y reducir los gastos en los ministerios.
Las primeras quejas llegaron desde el propio campo presidencial. "No vengo a anunciarles un nuevo plan de rigor para 2013", dijo el primer ministro durante una reunión la semana pasada con parlamentarios del grupo socialista, inquietos por las informaciones sobre nuevas medidas de austeridad. Sin embargo, el jefe del Gobierno reiteró que el objetivo es alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas al final del mandato, en 2017. Con un crecimiento casi nulo en 2013 e incierto en 2014, habrá que hacer más esfuerzos.
Los primeros en ajustarse el cinturón serán los ministros, quienes en 15 días recibirán una carta con las principales líneas para establecer su dotación presupuestaria en 2014. El Gobierno se comprometió a reducir el gasto público en 10.000 millones de euros este ejercicio, y a contener su avance a 0,5% anual contra 1,7% bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy.
En medio de un clima tenso por saber cuánto le tocará recortar a cada cartera, el primer ministro reunió el pasado miércoles a sus ministros para un seminario sobre este asunto, que se celebró a puerta cerrada.
Colectivos delicados
Más delicado será sacar adelante otras medidas en estudio como la posibilidad de gravar las ayudas a las familias e incluirlas en el cálculo del impuesto sobre la renta. El presidente del Tribunal de Cuentas, Didier Migaud, se pronunció a favor la semana pasada y estimó que la medida ayudaría a recaudar unos 800 millones de euros.
Francia cuenta con una de las políticas de ayuda a las familias más generosas de toda Europa, y también puede presumir de tener una de las tasas de natalidad más altas del viejo continente. Las familias que tienen dos hijos reciben 127 euros, y a partir de ahí, 162 euros más por cada niño, y ello con independencia de su nivel de ingresos.
Gobiernos anteriores, tanto de derecha como socialistas, han intentado tocar este paquete de ayudas, que en 2011 representó más de 30.000 millones de euros, pero ninguno lo ha conseguido.
El Gobierno de François Hollande también considera la posibilidad de congelar las pensiones y desindexarlas. A pesar de la reforma de las pensiones llevada a cabo por Nicolas Sarkozy, el déficit del sistema de pensiones alcanzará, según las previsiones, más de 20.000 millones de euros en 2017. Las últimas reformas en este ámbito se enfocaron sobretodo en pedir un mayor esfuerzo a la población activa y en menor medida a las personas ya jubiladas, quienes, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas, tienen en promedio un nivel de vida superior al de la población activa.
Otros sectores también podrían verse tocados por la necesidad de reducir el gasto público. Las ayudas a las empresas y el sistema de ayudas para la formación profesional están en la mira del ejecutivo. El primer ministro francés encargó a tres expertos una misión para recortar 1.000 millones de euros sobre un paquete de 55.000 millones de euros en ayudas destinadas a las empresas.
Más delicado, aunque necesario, será pedir un esfuerzo a las colectividades locales. El Gobierno de Hollande anunció que va a reducir las transferencias a las municipalidades cuyo gasto se disparó en los últimos años, aunque éso podría pasarle factura de cara a las elecciones municipales que se llevarán a cabo en 2014.
"Debemos reducir nuestro déficit y sustentar el crecimiento. Ambos van de la mano", insistió el primer ministro galo, Jean Marc Ayrault, al término del seminario junto a sus ministros la pasada semana. De momento, su Ejecutivo se encuentra analizando las opciones y se remite a la entrega de varios informes encargados a personalidades independientes sobre las ayudas a las familias o a las empresas antes de tomar decisiones.
También habrá que esperar para conocer la nueva previsión de crecimiento del país, ya que se presentará a finales del próximo marzo.