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De líder tecnócrata a candidato: la metamorfosis de Mario Monti

    Mario Monti. <i>Imagen: Archivo</i>


    "Me he preguntado si yo puedo contribuir a transformar Italia en un país moderno, llevando a la política aquellas energías que existen pero que hasta ahora han mirado a la política con distancia. Entonces he intentado bajar de mis alturas y subir en política".

    Mario Monti deja su papel de tecnócrata y baja a la arena política. O mejor dicho, "sube", ya que el país transalpino, según el professore, necesita de "una política alta".

    La agenda de Monti

    El compromiso del primer ministro pasa por una agenda de reformas que él mismo ha presentado tras las dimisiones de su Gobierno, antes de Navidad. Monti -que ya es senador vitalicio- no puede presentarse a las elecciones pero ha decidido estar presente en la campaña electoral liderando una coalición liberal de centro, formada por partidos y movimientos que se han adherido a su manifiesto Cambiar Italia, reformar Europa: agenda para un compromiso común. Así, cuando faltan menos de dos meses para las elecciones generales (previstas para el 24 de febrero) el antiguo comisario europeo ha dejado sus modales de frío tecnócrata y se ha mezclado en la riña política, empezando por dar estocadas a diestro y siniestro.

    Europeísmo y reformas

    Monti ha decidido girar alrededor de dos temas: el europeísmo y las reformas. El primer ministro intenta romper el sistema bipolar italiano que desde hace 20 años contrapone la izquierda a Berlusconi. De hecho, en su agenda, tras reafirmar el compromiso con Europa, el segundo punto es "superar los viejos esquemas de la política del siglo veinte dando vida a una nueva formación que destaque las profundas transformaciones que Italia necesita". Por esto en sus últimas intervenciones como candidato, el primer ministro -elegido hace un año como hombre para salvar el país del abismo de la deuda- no ahorra críticas a los partidos que le han apoyado hasta ahora. En el punto de mira no está sólo Silvio Berlusconi, que retiró en diciembre el apoyo a su Gobierno, sino también los progresistas del Partido Democrático (PD): según Monti, tanto la derecha populista de Il Cavaliere como la izquierda de Pier Luigi Bersani corren peligro de dejarse llevar por derivas "conservadoras", impidiendo las reformas: "Cortar las alas extremas de la política es una cosa buena. He notado en este año de Gobierno que los que han impedido las reformas son de un lado los que están en el bloque tradicional de la izquierda, y del otro lado aquella parte derecha que está en contra de liberalizar los gremios profesionales".

    Monti quiere postularse como el único reformador en el campo político italiano e intenta romper el frente de izquierda que lidera los sondeos formado por el progresista PD de Pier Luigi Bersani y sus aliados más radicales de Izquierda, Ecología y Libertad (SEL por sus siglas en italiano). "Creo que sería muy importante sumar al esfuerzo de las reformas también aquellos reformistas de izquierdas y de derechas que están disponibles. Si miramos en particular al tema de trabajo en la izquierda hay una parte considerable de pro-reformistas", ha añadido el primer ministro. Monti tiene un objetivo claro: "Espero que Bersani no gane la mayoría" ha declarado, que valora aliarse con el PD para ser el fiel de la balanza y repetir como jefe de Gobierno.

    La incógnita del frente liberal

    Sin embargo, el peso electoral de Monti y de su coalición sigue siendo una incógnita. Faltan dos semanas para que los movimientos políticos presenten sus listas y todavía queda mucha incertidumbre en el caótico panorama político italiano: según los primeros sondeos, los partidos de centro, que sin Monti no alcanzaban el 10 por ciento, ahora podría llegar hasta el 20 por ciento. El professore, a pesar de un año de recortes y austeridad, sigue siendo popular entre los italianos y en los últimos días ha cosechado la bajada de la prima de riesgo por debajo del los 287 puntos básicos; se trata del umbral Monti; es decir, la mitad del diferencial que el professore había heredado del controvertido Silvio Berlusconi y que el mismo primer ministro se había fijado como objetivo.

    Además, el que fuera conocido como tecnócrata se ha dejado también llevar por la campaña electoral y, tras trece meses de aumentos de impuestos, ha prometido que "bajar la presión fiscal es posible", empezando por las empresas y los trabajadores. Y, una vez más, ha vuelto sobre su tema favorito: la luz al final del túnel de la crisis. Los ajustes, según Monti, han sido duros pero necesarios para salvar a Italia que "hace un año se encontraba en una situación mucho peor que España".

    Pero ahora que "el techo del túnel no ha caído sobre los italianos" asegura el antiguo tecnócrata prestado a la política "la luz se está acercando de verdad".