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Hay mayor calidad de vida en Estados Unidos que en Europa
Los estadounidenses se muestran más contentos con su calidad de vida que los europeos ya que la califican de "excelente", con una puntuación de 7,1, mientras que los ciudadanos que viven en Europa otorgan a su calidad de vida una puntuación de un 5,2, según los datos de la sexta edición del 'Cercle Santé-Barómetro Europ Assistance'.
En concreto, en Europa los ciudadanos más satisfechos son los suecos (7,1), los austriacos (6,6) y los británicos (6,2), mientras que los italianos, con una puntuación de 4,3 son los que se muestran menos satisfechos. Además, los franceses, con una puntuación de 5, se encuentran "ligeramente" por debajo de la media europea.
Respecto a las opiniones acerca de la calidad de vida de futuras generaciones los más optimistas son los polacos, ya que el 44 por ciento piensa que sus hijos tendrán una mejor calidad de vida que ellos, seguido por los británicos. Por el contrario, en Italia, España y Francia el 50 por ciento, el 45 por ciento y el 44 por ciento respectivamente, son los más pesimistas.
Lo imprescindicle para el bienestar
Asimismo, los europeos y estadounidenses están de acuerdo en lo que es imprescindible para el bienestar: la buena salud y la felicidad de la familia son más importantes que los bienes materiales. En concreto, el 75 por ciento de los europeos y el 67 por ciento de los estadounidenses encuestados consideran que el bienestar significa, en primer lugar, "tener buena salud física", mientras que los italianos sitúan la salud en el primer puesto de todas las posibles respuestas.
"Tener familia" ocupa el segundo lugar entre las condiciones citadas para el bienestar para el 61 por ciento de los europeos y el 65 por ciento de los estadounidenses, siendo los suecos los que están más centrados en este factor. Asimismo, "la autonomía económica" ocupa el tercer puesto, con el 41 por ciento de las respuestas en Europa y el 38 por ciento en los Estados Unidos; le sigue tener "un buen trabajo" que figura como factor importante para la mayoría de los europeos.
La importancia del progreso médico
Por otra parte, para tres de cada cuatro europeos y estadounidenses, los "progresos en la medicina" son el principal motivo de la mejora en el bienestar en las últimas décadas, ligeramente por delante de Internet. Y es que, en los países encuestados, los progresos en la medicina son considerados el principal motivo de la mejora en el bienestar en las últimas décadas.
La única divergencia ha sido la opinión en Polonia, donde el 53 por ciento menciona los progresos médicos detrás de Internet, que ocupa el primer lugar; Internet ocupa el segundo puesto en Estados Unidos, con el 51 por ciento de todas las respuestas, mientras que el 37 por ciento de los europeos citan Internet, aunque las tasas de respuesta varían de forma significativa entre países.
La calidad alimenticia y el aumento en la esperanza de vida empatan en tercer lugar en Europa (32%) y en los Estados Unidos (33%). Además, el uso de Internet para buscar información sanitaria ya representa una práctica común entre todas las categorías demográficas, aunque en todos los países es más común entre la gente joven (18-35 años) y los que residen en las principales ciudades. LA
Crisis en los sistemas sanitarios
La crisis se ha extendido a los sistemas sanitarios ya que un número creciente de ciudadanos ha aplazado o renunciado a la asistencia sanitaria debido a las dificultades económicas.
En este sentido, la gente abandona la asistencia sanitaria debido a las dificultades económicas en Europa y Estados Unidos. En concreto, en Europa el 22 por ciento de las personas encuestadas declaran haber aplazado o renunciado a la asistencia sanitaria durante el último año, especialmente en Polonia (41%), Italia (27%) y Alemania (30%). La misma cifra se sitúa en el 21 por ciento en Estados Unidos.
Sólo el 42 por ciento de los europeos y el 34 por ciento de los estadounidenses opinan que sus sistemas sanitarios garantizan la igualdad de acceso a los servicios sanitarios para todos los ciudadanos.
Al responder sobre la financiación, la mayoría de los europeos no elige un aumento en las cotizaciones obligatorias para asegurar un acceso más equitativo a la asistencia sanitaria, con la excepción de Suecia (77%), Reino Unido (57%) y Francia (51%).
Los europeos y los estadounidenses mantienen una opinión desfavorable acerca de la gestión y la calidad de asistencia para los mayores dependientes. Con una puntuación de 4 sobre 10 en Europa y 4,8 sobre 10 en los Estados Unidos, la calidad de asistencia para las personas dependientes y los mayores es considerada regular por tanto.
Con una puntuación de 3,8 sobre 10, los franceses son más severos --por debajo de la media europea--, como también fueron los italianos y polacos, con una puntuación de 2,9 sobre 10. Además, el 82 por ciento de los europeos y el 70 por ciento de los estadounidenses declaran que las autoridades públicas en sus países respectivos no entienden del todo los desafíos relacionados con la asistencia a las personas dependientes.
Por otra parte, los europeos y los estadounidenses están a favor de la asistencia a domicilio y la utilización de nuevas tecnologías para mejorar los cuidados para los mayores dependientes. El 74 por ciento de los europeos y el 81 por ciento de los estadounidenses opina que, para enfrentarse a los problemas que resultan de la mayor esperanza de vida y el aumento en el número de personas dependientes, los recursos deben ser asignados a la asistencia a domicilio de forma prioritaria.
El 80 por ciento de los franceses comparten esa opinión. En Suecia, donde hasta ahora la mayoría de las personas había preferido las residencias para mayores, el 54 por ciento están actualmente a favor de la asistencia a domicilio.
Para facilitar la asistencia a domicilio, los encuestados prefieren a los cuidadores internos en primer lugar, seguido de la monitorización remota y la domótica. La alta puntuación en todas estas respuestas muestra que las personas desean ver la implantación de estas soluciones en conjunto, debido a que las soluciones técnicas no pueden reemplazar a la asistencia humana, sino complementarla.