Veinte muertos en un atentado en Afganistán
La violencia está en su peor nivel en Afganistán desde que las fuerzas afganas y estadounidenses derrocaron a los talibanes a finales de 2001, tanto para víctimas civiles como militares. Además, una enardecida insurgencia no ha dado muestras de estar cediendo.
El brigadier general Josef Blotz, portavoz de las fuerzas de la OTAN dirigidas por Estados Unidos en el país, dijo que 13 niños y seis mujeres murieron en el ataque en el distrito de Khoshamand, Paktika, una volátil provincia al sur de Kabul, que limita con Pakistán.
"Es otra espina en este brutal arsenal talibán, en las tácticas y las técnicas. Es injustificable, es brutal", sostuvo Blotz en una entrevista con Reuters.
Las informaciones previas del Gobierno afgano dijeron que habían muerto 13 civiles que viajaban al centro del distrito para recibir tratamiento médico. La cantidad de víctimas por este tipo de ataques a menudo aumenta en las horas posteriores al incidente.
El ataque fue el más sangriento desde 28 de julio, cuando al menos 25 civiles murieron después de que su autobús fuera embestido por una bomba al costado de la ruta en el oeste de Afganistán.
En los primeros seis meses de 2010, las muertes de niños aumentaron más de un 50 por ciento en comparación con el mismo período en 2009, de acuerdo a Naciones Unidas. Las muertes de mujeres también registraron un incremento.
El presidente afgano, Hamid Karzai, condenó el ataque, llamándolo "inhumano y antislámico".
El uso de bombas en los caminos es el modo de ataque más letal de los insurgentes y es la causa de la mayoría de las muertes, tanto entre las fuerzas internacionales y afganas como entre los civiles.
Los civiles, sin embargo, han sido los más afectados. La ONU indicó que 2.412 civiles murieron y 3.803 resultaron heridos en los primeros 10 meses del año pasado, un 20 por ciento más que en 2009.
Decenas de civiles murieron sólo este mes.