La "guerra contra el terror" lesionó derechos, según expertos
Mary Robinson, que era alta comisaria de los Derechos Humanos cuando unos secuestradores de Al Qaeda estrellaron unos aviones comerciales contra las Torres Gemelas y el Pentágono, dijo que EEUU ha causado daños con algunos de los modos en que ha respondido.
"Siete años después del 11-S es el momento de hacer balance y revocar las leyes y políticas abusivas", declaró la ex presidenta de Irlanda, que advirtió que los duros métodos de interrogación y las detenciones en Irak, Afganistán y la prisión de la bahía de Guantánamo, en Cuba, fueron una señal peligrosa para otros países que podrían seguir el modelo fácilmente.
Aunque el nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, ha anunciado que cerrará Guantánamo para romper las prácticas de su predecesor, George W. Bush, Robinson dijo que hacen falta cambios radicales para asegurar que Washington abandona su "paradigma de la guerra".
"Ha habido daños graves y tienen que ser afrontados", dijo en una rueda de prensa en Ginebra. "No estamos más seguros. Estamos más divididos, y la gente es más cínica sobre el funcionamiento de las leyes".
Arthur Chaskalson, un antiguo alto cargo judicial sudafricano, dijo que Estados Unidos debería lanzar una investigación sobre sus prácticas antiterroristas, incluyendo actos de tortura por agentes concretos de seguridad e inteligencia.
Aunque el antiterrorismo ha desaparecido de las portadas desde el cambio de gobierno en Washington, Chaskalson afirmó que estas prácticas se han trasladado por todo el mundo y que podrían seguir restringiendo las libertades si no se afrontan directamente.
"Hoy tenemos menos derechos de los que teníamos hace cinco ó 10 años, y si no pasa nada, tendremos incluso menos", dijo en una intervención en Ginebra para lanzar el informe sobre antiterrorismo y derechos humanos de la Comisión Internacional de Juristas (ICJ, por sus siglas en inglés).
Según el informe, muchos estados no democráticos se han referido a las prácticas antiterroristas de Estados Unidos para justificar sus propios abusos, una tendencia que Robinson calificó de particularmente alarmante.
Por ello pidió al Consejo de Seguridad y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que incremente su supervisión de los abusos y que ayude a los países más pobres en la formación de la policía para afrontar mejor las violaciones de derechos.