La Tienda de Lolín abrirá sus primeras franquicias en abril y una planta de confección en septiembrebarcelona. A Manel Dengra, director general de La Tienda de Lolín, no le gustaba demasiado el negocio que llevaban sus padres, aunque ahora sea su máximo responsable. Como muchos otros en su lugar, no quería continuar con la empresa de la familia y prefería ir contracorriente. Pero al final pensó que con la ayuda de su hermana Lolín serían capaces de remontar el negocio familiar. En 2001 cogió las riendas del negocio y en la línea que le había caracterizado siguió yendo en la dirección contraria. En una época como la actual, en la que las modelos desfilan más delgadas que nunca en las pasarelas, y la ministra de Sanidad Elena Salgado insiste en homogenizar la talla 38, Dengra y La Tienda de Lolín deciden fabricar y comercializar sólo a partir de la talla 44 y hasta la 54. Y ahora, además, deciden que ha llegado el momento de franquiciar el negocio. En abril abrirán las primeras. Los lugares elegidos son Andalucía y Cataluña, lugares en los que la empresa cuenta con un nuevo cuartel general en Barberà del Vallès de 10.000 metros cuadrados y nada más y nada menos que con Louis Vuitton como vecino. "Ahora mismo estamos a punto de cerrar más aperturas de franquicias, pero negociar, lo que se dice negociar, lo estamos haciendo con siete interesados". Crecimiento paraleloLa Tienda de Lolín cuenta ya con 34 locales propios, repartidos por tres comunidades: Cataluña, Levante y Madrid. La idea de su director general es abrir seis franquicias durante este año, pero nunca "dejar de lado la apertura de locales propios, que será paralela a la de las franquicias. Buscamos un equilibrio entre ambos tipos de establecimientos", señala Dengra. Lolín, como la llama su propio director general, cerró el ejercicio de 2006 con una facturación de 16,5 millones de euros y con una plantilla de 145 personas, entre tiendas y la sede de Barberà del Vallès, donde trabajan unas 40 personas. Además, La Tienda de Lolín crea de manera indirecta unos 60 puestos de trabajo.La empresa realiza toda la producción de sus prendas excepto la confección, ya que externaliza a terceros "las tareas de coser". Pero en este sentido, Dengra ha decidido que también le sale más rentable ir contracorriente. ¿Es por llevar la contraria? "No, es porque si algo creo que funciona no voy a cambiarlo. Si crezco con la línea que tengo, no me voy a liar con otras cosas". Así destierra cualquier posibilidad de ampliar las tiendas con una línea masculina o infantil. Si en Cataluña asiste desde hace unos años al cierre sistemático de plantas de confección en una zona en la que el textil ha sido uno de los motores económicos, Manel Dengra ha decidido que va a abrir una planta de confección propia en su planta de Barberà. "Quiero que una parte de mi producción dependa sólo de mí", señala. Dengra calcula que la planta dará trabajo a unas 15 personas y que les permitirá aumentar las 500.000 prendas que vendieron las tiendas de Lolín durante el año pasado. "En el peor mes de producción debermos sacar 20.000 prendas ya confeccionadas". Sin embargo, no piensa zanjar los contratos de confección con todos los terceros porque no pueden "confeccionar todo" lo que venden y sólo llevarán a la futura planta la producción de algunas de sus prendas más emblemáticas, como son "los pantalones Montilla".Este año cerrarán "si todo va como debe" con una facturación superior a los 20 millones de euros y una plantilla de 175 empleados. Las nuevas tendenciasEl director general de La Tienda de Lolín no valora la posibilidad de montar un outlet, "porque no queda ropa para vender". Tampoco sigue la tónica general de la mayoría de marcas textiles españolas: fabricar en China . "Producen a cuatro o cinco meses de antelación y no permiten el muestreo ni luego pedir otra remesa si la prenda funciona". Por una vez, ir al revés da buenos resultados.